Mensaje de la editora

<SPAN>Mensaje de la editora</SPAN>

«Siempre serán más importantes
las personas que los retos».

                                       M.L.

Las circunstancias de la vida siempre nos colocan en una disyuntiva. Escoger viene a ser la acción que le da impulso a la vida.

Escoger sabiamente, es lo que nos encamina al éxito.

Las disyuntivas pueden ser tan simples, como seleccionar una vía u otra para llegar a un lugar determinado, sonreír o no sonreír. O, tan complicadas y difíciles como iniciar una relación o terminarla, aceptar un trabajo o rechazarlo.  En fin, todo el tiempo nos debatimos en seleccionar la mejor forma de salir de una situación para continuar la vida con la seguridad de que el próximo paso nos traerá el reto de tomar una nueva decisión.  Algunas resultan acertadas, otras no, pero lo importante es tomarlas en serio y procurar hacer uso del buen juicio para tomar decisiones inteligentes.

Una de las decisiones más delicadas hoy día es iniciar una vida en pareja. Ciertamente es una decisión bien seria. Y digo «hoy día» porque la modernidad ha traído a la pareja  alternativas desprovistas de compromiso. Pero, como es «lindo» casarse, y resulta un sueño  toda la parafernalia que envuelve esta celebración a nivel social, las parejas se encaminan a seleccionar un matrimonio, muchas de las veces sin imaginarse el caudal inagotable de responsabilidades a que con ese «Si, acepto»  se comprometen frente a la sociedad, frente a la ley y sobre todo, frente a Dios. Más, para muchos, eso no importa, porque la solución a esa decisión mal tomada, también tiene una decisión fácil, con la posibilidad de «seleccionar» de la manera más superficial, un divorcio. Y así, una tras otra decisión desacertada, nos convierten en un círculo social donde los valores fundamentales del amor, se violan continuamente.

Y esto es así cuando nos decidimos por la obtención de lo fácil en lugar de lo trabajado con esfuerzo.

Cuando nos decidimos por lo material, en términos de negocios, en lugar de la solidificación de la familia.

Cuando nos decidimos por alcanzar nuestros retos profesionales, descuidando el hogar y las más esenciales responsabilidades de la pareja.

Cuando nos decidimos a pelear, en lugar de dialogar.

Cuando nos decidimos a enfrentar, en lugar de negociar.

Y así, una cadena de decisiones egoístas, nos llevan sin dudas a la obtención de esos retos que añoramos, pero con el sabor amargo de haber dejado en el camino muchas heridas incurables, matrimonios rotos, hijos rebeldes o desadaptados, pero sobre todo, la terrible sensación de la soledad. Y en ese escenario, ni las luces del éxito, ni los aplausos, ni la supuesta popularidad, ni los títulos colgando, ni el dinero extra que ganamos, nada nos viste de alegría, porque sentimos el inmenso vacío que nos hace preguntarnos ¿Y ahora qué?

No permitan pues que esto les pase. Seleccionen inteligentemente sus prioridades. Tengan claro cómo quiere verse en el futuro, y trabajen para ello. Las «malas decisiones»  no se arreglan con el tiempo; se agravan. Corrija sus «entuertos» con firmeza, valentía y decisión. No permita que se conviertan en el cáncer emocional que acabe con su felicidad.

Compartir es la palabra exacta para solucionar el problema. Porque al compartir, estamos poniendo el amor a funcionar, al tiempo que esa energía arrolladora es capaz de lograr conseguir todo lo que queremos, nos permite ponernos en la piel del otro para comprenderlo o solidarizarnos, y en fin, armonizar sus metas para que ellas sean el motor que los ayude a crecer y no el motivo de los desacuerdos. Y por supuesto, colocar a Dios en el centro de sus vidas, será sin lugar a la menor duda, la decisión más importante que tomen. De ella se desprenderán sus futuras «decisiones inteligentes» y la correcta apreciación de sus habilidades para lograr sus metas. «Busca primero el reino de Dios y su Justicia, y lo demás, vendrá por añadidura», dice la Biblia.

Así que, no se desvelen por poseer cosas. Recuerden que solamente estamos «de paso».

En nuestra portada y entrevista central presentamos al  exitoso ejecutivo  José Llano, un auténtico caminante de la vida y la esperanza, con quien compartimos sus experiencias en la impactante campaña  «Caminantes por la vida», a favor de las instituciones que trabajan con la terrible enfermedad del cáncer. Pero además, interesantes reportajes y  variadas y divertidas secciones, los pondrán al día en el acontecer social nacional e internacional.

Hasta la próxima y que Dios les bendiga,

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