Mensaje de la editora

Mensaje de la editora

“La única recompensa por andar
demasiado rápido en la vida, es llegar
primero a la puerta de la muerte”

Con sorprendente frecuencia nos encontramos corriendo para hacer cosas triviales como si alguien nos estuviera apurando con insistente demanda.  Cuando nos damos cuenta, nos preguntamos ¿Por qué estoy corriendo? Pero esto no es más que el resultado de una vida acelerada, de una rutina de prisas, que nos deja con “las pilas puestas”, o como sucede con los juguetes de cuerda, que hasta que no se agota siguen moviéndose sin cesar. A nosotros nos pasa lo mismo, con el agravante de que ni siquiera sabemos quién o qué nos da cuerda constantemente, y por ende, por qué corremos desaforadamente. Lo peor de todo es que en esa carrera sin sentido, obviamos a personas y situaciones que requieren nuestra atención, dedicación o simplemente nuestra paz.  Pero, ¿tenemos paz? Terry Lynn Taylor y Mary Beth Crain en su libro “La sabiduría del ángel” reflexionan sobre la velocidad de la siguiente manera:

“La velocidad es maravillosa…cuando corremos una carrera o somos perseguidos por un monstruo. Pero, ¿Es necesario ser el más rápido cuando uno vive su vida? Para alguna gente, la vida es una carrera hacia la cima, una competencia para ganar posiciones, dinero o poder, un empujón para tener éxito o para hacer determinadas cosas.

Si sentimos que la vida es una carrera, deberíamos preguntarnos cuál es el objetivo de estar delante de todos.”

 ¿Lo sabe usted? Muchos responderán negativamente, y otros estarán confusos en  el por qué y en la forma. Es bueno recordarles que como lo comentó un sabio “Dios es lento, pero nunca llega tarde”, diciéndonos claramente, que para conseguir los objetivos que queremos, la prisa no es el mejor aliado. No tenemos que ir por la vida en una carrera contra el tiempo. Es más seguro caminar despacio y libre por la vida, dando un paso a la vez. Nadie puede respirar dos sorbos de aire en un mismo esfuerzo. Debe ser un aliento a la vez. Esto nos indica que como bien se expresa en Eclesiastés, “Todo tiene su tiempo”. ¿Por qué no detenernos un momento y evaluar el ritmo de nuestra vida? ¿Qué cosas merecen dedicarle más tiempo, y qué cosas podemos desechar de nuestra rutina porque no nos aportan nada y nos restan mucho?.  Vivimos el siglo de las prioridades. Es tiempo de descartar lo que nos impide crecer e introducir aquellas actividades y hábitos que nos permiten acercarnos a nuestro yo interior, y en ese camino, a Dios.  Si le parece difícil abandonar algunas cosas, si cree que el mundo se caerá si deja de hacer tal o cual actividad, intente abandonarlas. Esto no significa abdicar sobre nuestros sueños o nuestros objetivos. No significa que estamos derrotados. Abandonar no es una deshonra; de hecho, es la señal de la verdadera sabiduría de quien conoce sus límites, de quien sabe cuándo esforzarse, cuándo correr, y cuándo conservar energías y aquietarse.

Deje de correr sin sentido, pero corra jubiloso al encuentro de su Dios. Abandónese a Jesús y El pondrá orden en su vida, porque como bien expresa Emmet Fox “Usted no puede, pero Dios sí.”  Más pronto de lo que piensa, tendrá más cosas con menos agobio, más bendiciones sin nada de angustias, más felicidad y más tiempo para disfrutarla.

En nuestra portada y páginas centrales, compartimos una interesante entrevista a Nil Montserrat, a quien como indica el título de la entrevista “le gusta la gasolina”. Conozca a este jóven y talentoso corredor de autos dominico-español, que a su corta edad ya ha logrado varios premios internacionales, corroborando que cuando se quiere,  se puede.

Además, disfrute de variados reportajes para satisfacer el interés de todos los miembros de la familia, mientras los llevamos por un selecto recorrido por las más importantes actividades sociales de la quincena.

Hasta la próxima y que Dios les bendiga,

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