Mensaje de la editora

Mensaje de la editora

Innumerables victorias y evidentes conquistas, adornan el Dia Internacional de la Mujer en el 2010, cien años después de que se inició esta celebración.

Conquistas y logros que costaron mucho esfuerzo y entrega, muchos sacrificios y sobre todo, mucha confusión en la propia mujer que se adaptaba a una “nueva mujer”. Una nueva mujer que emergía desde dentro, donde por años sepultó sus sueños y su pontencial como ser humano. Un derroche de talento que en muchos casos fluía como catarata inagotable, convirtiéndose casi en una obsesión por conquistar peldaños, por recibir reconocimiento y ganar lauros. Y como toda obsesión, muchas veces traspasó los límites de la prudencia y se permitió la pérdida de su identidad.

Hoy la mujer –por lo menos la de este lado del mundo- ya no necesita de esta obsesión desmedida, porque es evidente su potencial como ente importante de nuestra sociedad. La mujer de hoy, más bien necesita revisarse, meditar en sus anhelos y redefinir sus metas. Metas que en muchos casos han conseguido, sin que ello por si solo, las haya permitido sentirse realizadas y felices. Porque la mujer no tiene objetivos singulares y únicos.

La mujer es plural, y necesita del éxito multifacético para sentirse completa. Y, armonizar cada una de estas facetas, es su mayor reto. Darles la prioridad en detalle que cada una requiere, es el desafío que nos impulsa a lanzarnos a explorar nuevos caminos.

Yo pienso que hoy, la mujer está de vuelta a sus inicios, recuperando un descuido o recapacitando un enfoque, pero obviamente ajustando las notas de su verdadera sinfonía. Porque la mujer de hoy, con sus variados títulos académicos, con su liderazgo político o empresarial, sigue siendo hija, madre, esposa, y eje central del hogar. Un hogar que en los últimos años ha reflejado unas fallas esenciales en el cuidado y control de nuestros hijos.

Y, sin buscar culpables, ni sentirnos aludidas, debemos retomar el camino de lo esencial, porque ciertamente, como bien expresa la Biblia en Eclesiastés 3, “Todo tiene su tiempo”. Y la mujer tiene su tiempo para dar vida, para educar a sus hijos, para afianzar el hogar, y tendrá tiempo para cumplir objetivos, para cosechar y para la entrega incondicional a causas justas. Lo importante es orquestar nuestras necesidades y nuestros sueños, con nuestras realidades impostergables. Lo importante es no ser un “frente” constante contra todo aquello que tienda a mermar nuestra supuesta libertad. Porque la libertad no nos la da ningún ser humano, se llame padre o esposo, ninos la impide ninguna circunstancia. La libertad es una actitud mental y un regalo de Dios. Sin embargo, son la dulzura, la paciencia, la comprensión y la ternura, las verdaderas armas con las cuales podremos luchar por conseguir lo que anhelemos. Nunca dejándolas de lado, porque entonces dejaríamos de ser mujer.

Por lo tanto, no engavete sus sueños, porque todos tenemos derecho y poder para conseguirlos, pero tampoco deje de ser mujer. Y eso involucra las armas mencionadas y la suavidad y delicadeza que nos caracterizan. El encanto sutil y la sana coqueteria. La inteligencia sin avasallamiento y la habilidad del sortilegio. La expresión del amor y el destape de la emoción. Porque, como bien han expresado las protagonistas de esta edición dedicada a la mujer, es maravilloso ser mujer, y todas, con sus variadas y exitosas carreras, afirman que nunca dejarán de cultivar los dones que, como mujer, Dios les ha regalado.

En nuestra portada y entrevista central compartimos con Marnie Forestieri-Trapp una joven mujer, exitosa y preparada, madre y esposa feliz, quien nos narra su caminar a través del éxito y sus sabias puntualizaciones sobre lo esencial en su vida. Pero además, cuatro profesionales exitosas nos regalan sus atinados comentarios sobre sus variados roles, mientras transitamos para su deleite, las más importantes actividades sociales de la quincena. ¡Disfruténla!

Hasta la próxima y que Dios les bendiga, sin desperdicio

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