Mensaje de la Editora

Mensaje de la Editora

La intolerancia es el lenguaje de hoy día. Es como la fórmula mágica para aislarnos, para ser cada vez menos plural y más egocéntricos. La respuesta a los conflictos es siempre «mi razón». Nunca la del otro. Y nuestros argumentos son siempre una defensa sobre lo que entendemos es nuestra verdad, sin darle chance a los demás de expresar la suya. En consecuencia, se derrumban los diálogos y se construye la muralla de división que trae consigo la frustración, la apatía, y la infelicidad.  Y si piensan que hablo de los grandes conglomerados, se equivocan. Mi preocupación es que ya ha traspasado lo general para asilarse en lo individual y tocar lo más preciado de las sociedades: la familia. Los matrimonios están en crisis. Es una frase que se oye decir mucho. Pero es una verdad irrefutable, cuyas dimensiones aún no percibimos pero que sin dudas, es absolutamente determinante para el futuro generacional. Los matrimonios con muchos años, se arriesgan a dar el paso a la aventura de lo nuevo, olvidando en su decisión todo lo valioso que dejan de lado. Y los matrimonios jóvenes, apuran el sorbo de la vida sin detenerse a construir con los mejores materiales que encuentren, el tesoro de su hogar. De este modo, basta cualquier confrontación para enfrentarse como enemigos en campo de batalla. Se engaveta el amor, y todo lo que ese sentimiento supremo trae consigo: la tolerancia, el perdón, la comprensión, la solidaridad.  No se escuchan, no se toleran, se lanzan a la vida en competencia y aceleran con ello la aparición de más conflictos. No han entendido que como bien expresara el famoso psiquiatra Carl Gustav Jung: «El encuentro de dos personalidades es como el contacto de dos sustancias químicas; si se da alguna reacción, ambas se transforman». Y esta transformación no significa dejar de ser como son, sino simplemente, agregar a cada personalidad ingredientes que antes no conocían o no utilizaban. Uno de ellos, la tolerancia.  Porque creo que es esta la cualidad ausente de los conflictos. Cuando no tenemos la valentía de colocarnos en la piel del otro que nos confronta para poder ver y evaluar sus razones. Para entender sus reclamos, aunque no necesariamente se esté de acuerdo con ellos. Ese solo ingrediente facilita el diálogo, y ese diálogo bien llevado, si se sazona con amor, tiene todas las probabilidades de lograr el éxito del entendimiento. A todos esos matrimonios jóvenes que enfrentan diversidad de problemas en su relación, sólo les digo: No tomen el camino fácil de la separación. Primero, con valentía y una dosis del amor que los llevó a unirse, abran sus corazones mutuamente. Desnuden sus almas, dejando ver sus vacíos, sus dolores y sus sueños. Y juntos, construyan el amor que soñaron. Porque la construcción del amor maduro es un proceso, y su desarrollo tiene que ser la tarea primordial de la pareja a lo largo de su ciclo vital. Coloquen ese objetivo en la cima de sus prioridades, porque de nada vale que ambos sean excelentes profesionales, si en su vida de pareja son auténticos extraños. Porque cuando el amor es auténtico se basa en una autoestima sana, que nos permite fijar mutuamente límites y tener respeto por la identidad. ¡No traten de cambiar a su pareja! ¿Acaso no se enamoraron tal como eran? Sí es posible ajustar pequeñas cosas que pudieran molestar al otro, pero jamás impidiéndole su libertad. Algo que hay que aprender a valorar en lo propio y en el otro, respetándolo siempre, aunque como bien expresa Octavio Paz «Nada es más difícil que reconocer la libertad del otro, especialmente cuando el otro es la persona que uno ama y desea». Y ciertamente no es fácil, pero sí posible y sobre todo, necesario. Los animo a que lo intenten utilizando la ternura, que es una emoción que suaviza y relaja la expresión y que hace más fácil dar el paso de acercarse y abrirse al otro. Inténtelo. No se arrepentirá, y estará dando la oportunidad  a la generación que lo sigue, de legar las herramientas para ser felices.

 

En nuestra portada y entrevista central, compartimos la alegría contagiosa de Magaly Toribio, una exitosa mujer,  perseverante y dedicada por completo a desarrollar el turismo de nuestro país.  Pero además, disfruten de diversos tópicos de su interés, en las interesantes secciones de esta edición, donde además compartimos con ustedes las imágenes de las más selectas actividades sociales de la quincena.

Hasta la próxima y que Dios les bendiga.

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