Mensaje de la editora

<p>Mensaje de la editora</p>

“El amor no se comporta con rudeza,
no es egoísta, no se enoja fácilmente,
no guarda rencor.”

                                             1 Corintios 13, 4-5

Cuando hablamos de amor, todos se sienten aludidos. No en balde en nombre del amor, se han desarrollado las historias más diversas, los sacrificios más inverosímiles, y las tragedias más lamentables. El amor se coloca de este modo en un acto que involucra cosas grandes, trascendentes, fuera de lo común, y sin embargo, nada más alejado de la verdadera esencia del amor. Porque el amor es una fuerza tan arrolladora, que no sucumbe a la selectividad. Lo es todo. Lo envuelve todo. Desde lo más simple, que en ocasiones suele ser lo más difícil, hasta lo más inaudito y complicado.  Es imposible amar el destino y no el camino. Y es justo el camino que nos permite expresar el verdadero amor, en detalles tan sencillos que pudieran parecer insignificantes, pero que juntos, conforman la necesaria zapata para poder decir “te amo”. Hablar del amor es una pérdida de tiempo. Más bien, hay que construir el amor, hay que vivir el amor, hay que demostrar el amor. Porque el amor es el camino y el camino no es estático, se compone de pasos a veces imperceptibles, a veces agigantados, pero pasos que involucran esfuerzo, que permiten avanzar hacia la meta. Y para avanzar en el camino del amor, la única técnica que nunca falla es olvidar el yo completamente, volcando amor en nuestros semejantes. Cosas tan simples como perdonar, hasta lo más aparentemente sencillo, son las acciones que nos acercan al camino del amor. Y ¡cuántas veces sucumbimos en el intento porque ni siquiera nos damos cuenta! Le hablamos mal a esa persona que supuestamente amamos, la irrespetamos, la ignoramos, la juzgamos, le peleamos…para decir finalmente: “en el fondo lo(a) amo”. Pero esto no es suficiente, porque son palabras vacías, que se las lleva cualquier tempestad o brisa leve. Y son precisamente esas cosas pequeñas las que nos suelen sacar del camino del amor. Por ejemplo: cuando la lavandería arruina su traje favorito, o un carro se le atraviesa de repente, o su secretaria comete el mismo error que le ha explicado cien veces. ¿Le suena familiar? Es como si soltáramos al potro de la ira que tenemos dentro. El enojo se vuelve tan rutinario, que lo asumimos como algo natural, las palabras descompuestas salen tan fácilmente, que llegamos a olvidarlas y a jamás pensar qué efectos tuvieron en los demás, porque nos decimos “¡es que me sacó de quicio!”, como si por ello tuviéramos licencia para ofender. Aprenda a amar a quien lo ofende, aprenda a voltear la otra mejilla, aprenda a diluir los enojos con la ternura, a frenar la hostilidad, a callar los pensamientos inadecuados, a poner un centinela en su boca cuando de ella no salgan palabras positivas. Entonces podrá decir con orgullo que está en el camino del amor. Comprométase pues, desde hoy, a vivir la vida del amor. Comprométase a construir una casa sobre la roca, para que cuando las tormentas de la vida comiencen a soplar en el hogar, en el trabajo o en cualquier situación, tenga la firme seguridad de que el amor nunca falla, porque el amor viene de Dios y Dios es amor. El vino a la tierra a dejarnos el ejemplo del amor. Si usted construye su vida sobre el amor, incluso las tormentas más violentas de este mundo serán incapaces de sacudirlo. El amor lo hará resistente en cada área de su vida. Cuando la humanidad se de cuenta de ello y dejen que el amor fluya libremente, grandes cambios se producirán en el mundo, porque es el amor el que transmuta todo el odio, los celos, la envidia, la critica y la avaricia. Esas son las características que originan las guerras, las divisiones, la destrucción y la muerte. Y como bien expresa  Eileen Caddy en su libro “Abriendo las puertas de tu interior”:  “El amor por su parte, crea vida, vida eterna, vida plena. El amor trae consigo paz, alegría y verdadero y eterno contento y felicidad. Sobre todo, trae unidad y unión. De modo que si te has ido por las ramas y has perdido tu camino, regresa al camino del amor, que conduce directamente a Dios Padre.”

En nuestra portada y entrevista central nos complace compartir con una hermosa pareja de enamorados: Jen-François Bazin yYu Mei Qin de Bazin, un amor que traspasa fronteras. Conozca su historia de amor y sus consejos para una vida armoniosa y feliz. Pero además, interesantes reportajes en esta edición especial con motivo de San Valentín, les regalará variadas opciones para deleitarse con un rico contenido que esperamos disfruten a plenitud.

Hasta la próxima y que Dios les bendiga,

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