Mensaje de la editora

Mensaje de la editora

A menudo nos quejamos de  nuestra vida porque no logramos alcanzar nuestros sueños. Sentimos que nos esforzamos, que hacemos las cosas correctamente, que no le hacemos daño a nadie y que nos enmarcamos en actitudes honestas sin ningun tipo de recompensa.

Nos desanima ver que aquellos que actúan mal, exhiben la prosperidad y la bonanza económica sin ningún tipo de vergüenza, porque la corrupción no solo arropa los estratos de la justicia y la moral sino también de las conciencias de muchos que son benévolos con los que exhiben un poder mal habido, un bienestar desmedido y una arrogancia ofensiva, mientras los honestos luchan dentro de lo correcto y ven alejarse aún más sus posibilidades de vivir dignamente.  La justicia perece, la verdad se transforma, la corrupción se viste de oportunidad y la violencia se desenfrena. Un escenario propicio para el desgaste de la fe, para el desánimo, para la desesperanza.

Sin embargo, dice la Palabra que “La luz está sembrada para el justo y la alegría para los rectos de corazón”. Y esta es una promesa viva, en la vida de aquellos que la proclaman con verdadera fe.  No podemos permitir que las fuerzas del mal arropen nuestra sociedad. No podemos ser tan ciegos como para no darnos cuenta que nuestra capacidad de asombro ante lo  mal hecho, ha mermado. Que las personas honorables han pasado a la historia. Que mantenerse honestos en medio de las múltiples tentaciones de la corrupción, es casi un acto heróico. Pero, justamente eso necesitamos: héroes de la justicia, héroes de la verdad, héroes de la paz. Gente que proclame la justicia, la verdad y la paz, como estandarte de vida. Que actúe con el amor como su índice de juicio. Que transformemos al mundo poco a poco con nuestra vida cotidiana llena de actos rutinarios impecables. Que nuestros hábitos nos lleven a una rutina espiritual que ilumine nuestro entorno a través del ejemplo. No les pedimos grandes hazañas. Sólo la gran hazaña de vivir de acuerdo con el amor, con lo correcto, con la verdad. Y yo sé que el ejército de gente buena supera a las fuerzas que enarbolan lo incorrecto. Tan solo necesitamos encender esa luz en cada uno de nosotros para que desaparezca la oscuridad de lo perverso. Pero para ello necesitamos reforzar nuestra fe. Hacerla inquebrantable ante los embates de las circunstancias adversas y difícles, que se presentan en nuestra vida precisamente para hacernos crecer y reforzar nuestra fe.

Tenemos que tener una fe permanente; no una fe temporal. Una fe que llene nuestra vida de entusiasmo frente a lo bueno y a lo malo que pudiera acontecernos. Una fe que no sea de “emergencia” para cuando las cosas no vayan tan bien como pensamos, y nos enfrentemos a la fragilidad de la vida. Una fe que nos guie siempre por el camino del bien, aunque transitemos la desgracia. Una fe que se convierta en el verdadero poder que nos legó Jesús con su muerte y resurrección para combatir cualquier adversidad y vencerla. No lo dude un instante. Todo es posible para Dios. Y si estamos en El, todo será posible para nosotros. Podremos cambiar nuestras circunstancias, nuestro entorno y el mundo. Pero, se preguntarán, ¿cómo conseguimos esa clase de fe?  Dice Kenneth Copeland que  “La Palabra de Dios es la semilla espiritual que tiene poder sobrenatural en su interior para producir la cosecha de una vida entera” . ¡Sumérjase en ella con entusiasmo!, y verá los resultados en su vida. 

En nuestra portada y entrevista central, compartimos una entrevista exclusiva con Zoé Saldaña, una brillante actriz dominicana que triunfa en los escenarios de Hollywood, sencillamente porque tenía sueños y la fé necesaria para alcanzarlos.  Pero además, interesantes reportajes, los consejos de nuestros colaboradores y las actividades más importantes de la quincena, transitarán junto a ustedes para informar, animar y bendecir su entrada a nuestro mundo ES. 

Hasta la próxima y que Dios les bendiga, 

Maribel

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