Siembra un pensamiento y recogerás una acción.
Siembra una acción y recogerás un hábito.
Siembra un hábito y recogerás un carácter.
Siembra un carácter y recogerás un destino.
Tal como sentencia El Tibetano, somos artífices de nuestra vida. Los pensamientos que habitualmente albergamos crean las circunstancias en que vivimos. Cosechamos lo que sembramos en el dúctil terreno de la mente, recogemos el fruto de lo que pensamos, de hábitos mentales que cultivamos.
Los pensamientos tienen el poder de influenciar positiva o negativamente en las emociones y conducta humanas. Son las semillas de las que brotan las acciones, impulsadas por la fuerza de voluntad, sin la que caeríamos en la inercia, en la pereza mental que obstruye la creatividad, en la pereza física que impide la consecución de nuestros proyectos.
“La mente —dice Paramahansa Yogananda— es la creadora de todo. Por lo tanto, debes guiarla solamente para crear lo bueno. Si te adhieres a ciertos pensamientos con dinámica fuerza de voluntad, finalmente ellos asumirán una forma aparente. Cuando seas capaz de emplear siempre tu voluntad con propósitos constructivos, te convertirás en el control de tu propio destino”.
Mente y voluntad. El poder de la mente y de la voluntad, guiadas por el discernimiento, mueven montañas, son una fuente de ilimitado poder si nos ponemos en sintonía con la Conciencia Divina.
“Si utilizas todos tus disponibles aparentes recursos, así como tu natural capacidad para vencer todos los obstáculos en tu sendero, desarrollarás, en consecuencia, las fuerzas que Dios te dio, ilimitado poder que fluye de la más recóndita fuerza de tu ser“.
“Tú posees el poder del pensamiento y de la voluntad. Utiliza al máximo esos divinos regalos”, dice Yoganandaji, fundador de Self Realization Fellowship (SRF), y nos asegura que como imagen de Dios que somos, poseemos internamente la divina fuerza de voluntad. Nuestra obligación es descubrir mediante la correcta meditación cómo armonizarnos con esa Fuente Infinita.
Su sabiduría de maestro iluminado nos aconseja eludir siempre sugerir a la mente pensamientos de limitaciones humanas: enfermedad, incapacidad, frustración, desengaños. Evitar la incubación de las “bacterias mentales” que nos invaden desde el exterior.
Cada día, a cada instante, la mente es asediada por un incesante flujo de información, el bombardeo de una publicidad condicionante, noticias aterradoras, desastres naturales, aparición de nuevos virus, otra crisis internacional política o económica. Ese acoso genera emociones nocivas, sentimientos de inseguridad, impotencia, temor, siembran en la mente pensamientos perturbadores que se enquistan en el subconsciente, y nos sentimos acorralados por la incertidumbre y una angustia inmensa.
¿Qué hacer? Debemos entrenarnos en formas constructivas de pensar. Tomar las riendas de la mente, modificar los patrones mentales. Dominarla, higienizarla, erradicar los pensamientos negativos, limitantes, catastróficos, destructivos o inútiles.
Aprendamos a utilizar el potencial ilimitado de la mente y de la fuerza volitiva para lograr nuestros nobles anhelos, disfrutar de una vida más plena y armoniosa, construir un mundo mejor.
Con las materias primas del pensamiento y de la voluntad podemos elaborar cuanto necesitemos en la factoría de nuestra mente, siempre guiados por el discernimiento. Pero no basta pensar, soñar, visualizar lo que deseamos, hay que entrar en acción, poner a funcionar la voluntad a través de la actividad.
¿Cómo elegir la acción correcta, cómo distinguir entre el bien y el mal, poder diferenciar entre dos cosas que parecen buenas? ¿Hacia dónde dirigir los pasos?
El intelecto, la lógica del raciocinio no siempre nos dan la respuesta. No nos podemos guiar sólo por la razón y acontecimientos externos, por la información aportada por los sentidos.
Elección acertada. Para saber elegir con acierto ante una situación determinada, el razonamiento debe ser guiado por la intuición, la Voz Divina que susurra en nuestro interior y nos ayuda a resolver todo problema, dice Yoganandaji.
“Siempre esté seguro dentro de la región calmada de tu yo interno que cuanto deseas es correcto, y está de acuerdo con el propósito divino. Entonces, puede usar toda la fuerza de voluntad para realizar su objetivo, conservando la mente, sin embargo, centrada en el pensamiento de Dios”.
El desarrollo de la capacidad intuitiva está vinculada a la evolución de la conciencia, al desenvolvimiento de la vida interior. Si está suficientemente desarrollada, aporta una comprensión inmediata de la verdad. Una experiencia al alcance de quienes perseveran en la meditación.
SRF enseña técnicas de meditación dirigidas a interiorizar nuestra atención, dando un descanso temporal a los sentidos y hagamos que la energía y conciencia regresen al alma. De ese modo, daremos vida al sexto sentido: la intuición.
La meditación tiende a aclarar ideas, rectificar valoraciones, da una perspectiva mucho más profunda y serena, amplia y auténtica. Al desaparecer tensión y agitación, se empieza a escuchar la voz interior que señala el camino correcto.
Esclarecida la mente, motorizamos la acción con la voluntad consciente, la firme determinación y el esfuerzo.
“Cuando persistes en tu intento, sin aceptar jamás el fracaso, obtienes el objeto por el cual luchas. Si ejerces tu voluntad en forma constante, tanto a través de tus pensamientos como de tus acciones, aquello que deseas se materializará”.