Mercado binacional funciona bajo
estricta vigilancia militar

Mercado binacional funciona bajo <BR>estricta vigilancia militar

POR ELÍAS RUIZ MATUK, SANTIAGO GONZÁLEZ
Y NARCISO PÉREZ

El jefe de la cuarta brigada del Ejército Nacional, general Pedro Antonio Cáceres Chestaro, afirmó ayer que entiende la preocupación del obispo de Mao-Monte Cristi, monseñor Tomás Abreu Herrera, sobre las repatriaciones de haitianos, pero dijo que se trata de “un asunto de seguridad nacional”.

Entretanto, ayer fue reabierta la frontera y cientos de haitianos cruzaron desde Juana Méndez hasta Dajabón para adquirir alimentos, electrodomésticos, hielo y cemento en el mercado que funciona cada semana entre las dos naciones.

La frontera había estado cerrada sábado y domingo por las autoridades haitianas frente a las repatriaciones masivas realizadas por el Ejército y oficiales de Migración.

La decisión de reabrir la frontera fue adoptada en una reunión entre autoridades de los dos países en la que participaron Bernarda Reynoso, encargada de Migración dominicana; el ministro consejero de la embajada Dominicana en Puerto Príncipe, Miguel Cruz; el cónsul haitiano en Dajabón,  Leslie Lebreaux;  el subcolector de Aduanas, Pedro Henríquez; y el comandante del Décimo Batallón del Ejército dominicano, coronel Freddy Pérez Vólquez.

El mercado comienza a funcionar normalmente desde muy temprano en la mañana pero ayer inició pasadas las 10:30 de la mañana, hasta que las autoridades haitianas permitieron de tráfico. Se estima que el intercambio comercial aquí es de RD$30 millones.

Monseñor Abreu Herrera había denunciado que con las repatriaciones masivas, que para el domingo sumaban unas 2,500 personas, se han cometido muchas injusticias y advirtió que la mano de obra haitiana es fundamental para sostener la producción de la región.

De su lado, el general Cáceres Chestaro dijo que cientos de los 1,800 haitianos deportados se marcharon voluntariamente por temor a ser agredidos por personas enardecidas, especialmente en la zona de Hatillo Palma, donde fue asesinada a machetazos la comerciante Maritza Núñez y su esposo, Domingo Antonio Luna, fue herido gravemente por dos haitianos que les robaron. Ese crimen que se conoció la semana pasada inició una feroz persecución en la zona contra los haitianos.

IMPEDIRÁN INJUSTICIAS

Cáceres Chestaro dijo que el Ejército garantizará la convivencia en las comunidades fronterizas y advirtió no se permitirá que las personas tomen la justicia en sus manos y «no voy a permitir desórdenes».

Afirmó que a los trabajadores haitianos se les respetarán sus derechos de permanencia cuando tengan sus documentos de residencia en regla.

El alto oficial indicó que en algunos casos los militares han sido atacados a tiros por los haitianos.

Una patrulla del Ejército, dijo, que hacía un operativo en las comunidades de Maizal y Libertad, en Mao, fue ataca a tiros por haitianos que querían evitar ser repatriados. Cáceres Chestaro dijo que la patrulla no respondió el fuego y recuperó un arma de las denominadas «chagón» que había sido utilizada por haitianos.

El jefe del Ejército, mayor general José Ricardo Estrella Fernández afirmó que «seremos implacables para el cumplimiento de la ley».

Estrella Fernández pidió a los haitianos que identifiquen a sus compatriotas delincuentes.

ENVÍAN NATIVOS

Más de treinta personas que se identificaron como dominicanos fueron deportados y ayer se informó que se encuentran en la iglesia de Juana Méndez, en Haití.

Ayer una comisión del Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes visitó a personas en una iglesia en Juana Méndez donde los deportados trataban de determinar su estatus.

De acuerdo con el grupo, allí hay graves dificultades debido a que hay familias separadas, mientras otros aseguran que son dominicanos.

Este grupo religioso dijo que Juana Méndez está en estado de emergencia ante la llegada descontrolada e inesperada de los expulsados, porque se carecen de los más mínimos servicios básicos, tales como agua, luz, alimentación y los servicios médicos son escasos.

SITUACIÓN HATILLO PALMA 

Mientras tanto, las labores en las fincas agrícolas de Hatillo Palma y otras localidades vecinas se mantienen casi paralizadas por la falta de mano de obra que en su mayoría era haitiana.

Monseñor Abreu Herrera  dijo que la mayoría de los moradores de los pueblos de la Línea Noroeste convive pacíficamente con los haitianos.

Indicó que los productores de guineos en la zona le informaron que tendrá grandes pérdidas porque no pudieron hacer embarques ya que dependen de la mano de obra haitiana.

El pasado sábado se celebró un encuentro en el distrito municipal de Hatillo Palma, donde el sacerdote jesuita y presidente de Solidaridad Fronteriza, Regino Martínez, pidió respeto para los haitianos que residen legalmente.

La síndica de Hatillo Palma, JoselÍn Espinal, informó que los productores agrícolas que requieren mano de obra haitiana deberán esperar que la situación retorne a la normalidad.

Rafael Ortega Guzmán, presidente del comité de Desarrollo de Hatillo Palma, entiende que es urgente que Migración y otras autoridades civiles y militares presenten fórmulas para resolver el impasse que se ha presentado con la falta de mano de obra haitiana.

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