Mercado de identidad

<p>Mercado de identidad</p>

La identidad dominicana ha quedado puesta en entredicho desde el momento mismo en que se ha reconocido que es pieza de mercado con precio de compra y venta.

El presidente de la Junta Central Electoral (JCE), doctor Julio César Castaños Guzmán, con responsabilidad admirable, ha venido desmontando toda una maquinaria de fraude que tiene como principal mercancía la identidad.

No se trata de un descubrimiento, pues estamos hablando de un problema bastante viejo, que hasta permitió decidir en algunas etapas de nuestra vida democrática, dudosos resultados electorales.

Muchos dominicanos y extranjeros han obtenido certificaciones de nacimiento, cédulas y otros documentos de identidad falsificados, a través de verdaderas mafias enquistadas en oficialías y otras agencias relacionadas,

Como contraste, se plantea el hecho de que un número asombrosamente alto de personas nacidas en este territorio carecen de documentos de identificación, como actas de nacimiento y cédulas de identificación, lo que ha dado lugar a una especie de sociedad de individuos que biológicamente «están» pero que jurídicamente «no son». Por esa causa, muchos niños en edad escolar pasan severas dificultades para lograr ser aceptados en las escuelas, pues no tienen medios para afirmar y confirmar sus identidades.

– II –

El presidente de la JCE ha dado a conocer cifras que permiten calibrar la magnitud de esta crisis.

Ha dicho, por ejemplo, que en los últimos cinco años se quedaron sin inscribir en el Registro Civil un 22% de los niños.

Aparte de eso, por lo menos 17 de cada cien folios están deteriorados y necesitan ser rehechos.

La gente que requiere en las oficialías copias de sus actas de nacimiento frecuentemente se tropieza con el hecho de que las mismas no son localizables, porque no hay manera de hurgar en algunos folios gravemente deteriorados.

Se sabe que muchos inmigrantes, entre los que son mayoría los haitianos, se han quedado irregularmente en el país y se han provisto de actas de nacimiento y cédulas que constituyen piezas del delito de falsedad en escritura y uso de documentos falsos.

En esas condiciones, la identidad, la dominicanidad, es realmente una pieza de mercado que tiene precio de compra y venta.

Para revertir este desorden se requiere una gestión multidisciplinaria que permita establecer, en cada caso, la autenticidad o falsedad de muchos documentos de identidad bajo sospecha.

La Junta Central Electoral ha dado una muestra de responsabilidad al hacer de dominio público estas cuestiones que ponen en entredicho la identidad de muchas personas.

A estas denuncias debe seguir una investigación minuciosa, que permita cortar todos los tentáculos que manejan el mercado de la venta de identidades y castigar de manera enérgica las autorías y complicidades involucradas. Esa debe ser una prioridad.

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