Mercado de la corrupción

Mercado de la corrupción

Como toda política económica, la corrupción también tiene dos caras: la negativa hace a los pobres más pobres, resta recursos a la sociedad; la positiva es privada, beneficia a los que gobiernan. Lilís asumió el poder por primera vez en 1882, cuando el balance de la deuda pública era $3.9 millones y la dejó en US$34.1 millones en 1899.

Si lo vemos desde el punto de vista del poder político, de su control por un largo trecho, podríamos decir que fue exitosa su política de patrocinarla y de acumular recursos de esa manera, aunque no le importó el costo social. Cuando muere violentamente deja una deuda per cápita de $78 pesos, que el trabajador no podía enfrentar con un jornal medio diario de 30 centavos, el más alto porque pertenecía a la industria del azúcar, la principal actividad de exportación.

La correlación positiva entre aumento del déficit del presupuesto y corrupción está demostrada. Cuando Lilís, el tamaño de la corrupción equivalía al de la deuda acumulada y algo más.

Lo anterior puede plantearse de otra manera. Históricamente el mercado de la corrupción y el aumento de la deuda pública van de la mano, se multiplican los préstamos malos porque son fuentes de riqueza. Los préstamos Westendorp y Belga, ambos para cubrir déficit fiscal y además para financiar el ferrocarril Santiago-Moca el primero, fueron famosos.

A lo anterior se sumaron vales y bonos para cubrir obligaciones con comerciantes, siendo la razón por la que la historiografía concluye que la carrera de endeudamiento, los déficits y la corrupción definieron el final violento de Ulises Heureaux.

Los gobiernos del PLD también se han caracterizado por minimizar las denuncias de corrupción, se han detenido en la puerta de la justicia cuando por alguna razón llegan. Es de manera indirecta como se estima el monto de la corrupción. Los organismos internacionales hablan de una tasa óptima internacional para señalar a Chile con 4% del PIB.

Si creemos en el Director de DPCA en República Dominicana es 7% del PIB, pero si nos tomamos la molestia de sumar todos los casos denunciados en los últimos cinco años, fácilmente se llega a 20% del PIB.

Si comparamos el número con el que denunció el Presidente Fernández en 1996, cuando frente a la Biblia juró solemnemente que si no acababa con la corrupción por lo menos la llevaría a su mínima expresión, estimándola en RD$26 mil millones, equivalente a 11% del PIB de ese año, no hay manera de concluir de otra manera, en sus gobiernos la corrupción se ha deteriorado 9 puntos porcentuales del PIB. Es grave.

La sociedad debe exigir al Gobierno del PLD que reduzca su corrupción a 4% del PIB como en Chile, lo que implicaría evitar que se cobren peaje de hasta 50% para pagar deudas internas. Es un compromiso de todos. Porque es una enorme contradicción decir que se ha reducido la pobreza, cuando la corrupción ha aumentado 9 puntos porcentuales del PIB.

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