El mercado de valores de la República Dominicana ha presentado un crecimiento considerable en los últimos años, debido esencialmente a la desmaterialización de los títulos valores, la transferencia y utilización tecnológica relacionada al establecimiento de un nuevo sistema de negociación bursátil, la propia existencia de un nuevo marco normativo como la Ley No.189-11 para el Desarrollo del Mercado Hipotecario y el Fideicomiso en la República Dominicana.
En ese orden se incorporan los Fondos de Inversión, la puesta en marcha de un programa de Creadores de Mercado y la intención de crear un proceso de formación de precios que permita eficientizar la valoración de activos a precios de mercado.
Estos instrumentos son de gran significación y avance para el mercado de valores de la República Dominicana, el cual debe impulsar una fase más proactiva, teniendo como reto en el mediano plazo, el establecimiento de una cámara de compensación, el desarrollo de un mercado Over The Counter (OTC), ofertas públicas de acciones, entre otras cosas.
Ahora bien, es de gran importancia que este desarrollo estructural que ha venido presentando el mercado de valores, se acompañe paralelamente con un incremento en la formación profesional y capacidad técnica de los agentes del mercado, que de no ocurrir, todo este desarrollo crearía grandes vacios, distorsiones y confusiones en el sistema financiero dominicano, lo que podría ser catastrófico para la economía.
Aun cuando hay que señalar, que existen inquietudes y se impulsan acciones por parte de algunas entidades financieras, tanto públicas como privadas, de despertar un interés de la sociedad en las actividades financieras y el mercado de valores, considero que estos esfuerzos no se están canalizando de manera óptima. A esto se une los bajos niveles académicos-profesionales y la ausencia de una cultura financiera en nuestro país.
Este hecho requiere que las universidades, instituciones financieras y las autoridades públicas realicen un esfuerzo en conjunto para encaminar un desarrollo a la par entre el mercado de valores y la profesionalización especializada en el área financiera que sectores como este exigen en su dinámica operativa.
Para lograr el resultado esperado en un periodo de tiempo prudente, estimo que la mejor manera es establecer como eje principal una concentración de recursos en los siguientes grupos:
- Académicos: De estos depende que los futuros profesionales reciban una sólida educación financiera y que jueguen un papel preponderante en el mercado de valores.
- Practitioners: Son los profesionales que están directamente ligados a las instituciones financieras y que emplean de manera práctica las distintas técnicas financieras que amerite su rol en la empresa. Es necesario que estos profesionales tengan un alto nivel técnico que les permita hacer proyecciones de las distintas variables que afectan sus inversiones, emplear herramientas avanzadas que ayuden en la toma de decisiones de inversión, correcta valoración de sus activos, cuantificar el impacto de movimientos adversos y un sinnúmero de tareas que aumentan con la diversidad de instrumentos disponibles en el mercado.
- Investigadores: Juegan un papel vital en el desarrollo del mercado de valores, ya que estos son los encargados de identificar las dificultades, incongruencias, necesidades, mejoras y posibles soluciones que rigen los mercados financieros. En República Dominicana, este grupo podría perfectamente dinamizar lo que es el mercado OTC, desarrollando instrumentos financieros que incorporen los diferentes sectores económicos a través de la ingeniería financiera y el uso de derivados financieros adaptados a las necesidades de nuestra economía.
Existe una estrecha relación entre estos tres grupos, ya que en los países desarrollados los académicos tienden a dedicarse exclusivamente a la investigación y los practitioner se apoyan en las técnicas desarrolladas y ya testeadas por los investigadores. La composición estructural-profesional nos permitiría mantener un desarrollo constante del mercado de valores de la República Dominicana.
Reflexionando sobre esta circunstancia, yo contemplo que el fomento de la educación financiera a todos los niveles es impostergable en la actualidad, si se quiere definir una perspectiva que vislumbre un futuro promisorio para el mercado de valores de nuestro país.
Aterrizando el interés y esfuerzos de las distintas entidades financieras y exigiendo una participación continua sobre este aspecto, a través de eventos nacionales e internacionales, (conferencias, cursos, fórum, charlas, concursos, entre otros), nos permitiría avanzar en una dinámica más moderna y acorde a los nuevos tiempos, para explotar los beneficios que ofrece un mercado financiero desarrollado para los sectores de la economía en sentido general.