Las  verduras, granos, tubérculos, azúcares  y otros productos agropecuarios se venden en medio del hacimiento total en el mercado de Villa Consuelo, Distrito Nacional, en un local que improvisaron las autoridades hace 19 años y que ya no resistiría los embates mínimos de un fenómeno de la naturaleza.

No obstante, las precariedades en la que trabajan, los comerciantes de ese centro se oponen a que el nuevo mercado que se construye en el lugar sea inaugurado por el Gobierno antes de su terminación, como pretende la Oficina de Ingenieros Supervisores de Obras del Estado.

David Ramos, presidente de la Asociación de Comerciantes del Mercado de Villa Consuelo, no ve el motivo de la prisa para entregar una obra que fue iniciada hace 20 años y a la que todavía le faltan detalles importantes.

Expresa que el temor de los comerciantes es que inauguren la obra y que entonces ellos tengan que continuar en lo que denomina “una pocilga humana”, debido a que tiene que exhibir sus productos en medio de las aguas y una insalubridad que espanta.

Advertencia.  Ramos advierte al presidente Leonel Fernández que por respeto a la comunidad y a los comerciantes no debe inaugurar el nuevo mercado, pues considera que podría acarrear problemas.

Alerta a las autoridades para que agilicen la terminación de la nueva infraestructura, ya que de producirse un fenómeno natural, como lluvias continuas o fuertes vientos, desaparecerían, debido a que se cubren bajo materiales en muy mal estado, cartones y pedazos de zinc corroídos por el tiempo.

Una prioridad.  En la plaza hay 650 comerciantes, según la lista que posee la asociación, la que consensúan con el Ayuntamiento del Distrito Nacional  para que no haya problemas al momento de reubicar.

Esta plaza está ubicada entre las calles Arzobispo Varela, Manuela Díez, Concepción Bona y Manuel Arturo Machado, prácticamente en el corazón del sector.

La terminación del edificio del mercado y reubicación de los comerciantes es la prioridad número uno de los habitantes de  barrio de Villa Consuelo y sectores aledaños, como señala Mariana Mejía, quien compraba víveres en la plaza.

Las claves

1. La de Caín

Desde el 25 de septiembre de 1993, cuando fueron desalojados con el compromiso de que en uno o dos años les desenvolverían dignamente sus espacios, estos mercaderes pasan  las de Caín.

2. Faltan detalles

A la nueva edificación faltan  plafones,  equipajes de  góndolas, pisos,  puertas  y otros detalles.