NUEVA YORK. Europa parece estar al filo de otra recesión. Extremistas islámicos se han apoderado de territorio iraquí. Efectivos rusos se han concentrado en grandes números en la frontera con Ucrania y las sanciones resultantes han perturbado el comercio.
Un brote de ébola en África y la guerra de Israel en Gaza agravan el panorama. A pesar de la perspectiva sombría este verano en gran parte del mundo, la mayoría de los inversionistas en Estados Unidos han ignorado los acontecimientos, cuando menos hasta ahora.
Una gran razón de lo anterior es que cinco años después de que concluyera oficialmente la recesión que inició en 2008, la economía de Estados Unidos muestra una fortaleza y una durabilidad envidiables para las demás naciones principales del orbe.
Gracias en parte a las tasas de interés bajísimas que dispuso la Reserva Federal, los empleadores han incrementado las contrataciones, las fábricas han elevado su producción y los negocios han obtenido ganancias. Todos estos aspectos han servido de amortiguador para la economía estadounidense frente a cualquier daño económico exterior.
Los inversionistas han respondido manteniendo las acciones estadounidenses en niveles cercanos a alzas históricas. Ni siquiera los despachos del viernes sobre un ataque ucraniano contra vehículos militares rusos pusieron nerviosos a los inversionistas por mucho tiempo y las acciones de alto rendimiento recuperaron para el cierre casi todas las pérdidas que habían tenido a media jornada.
“Nos encontramos en un lugar mucho mejor psicológicamente”, dijo Mark Zandi, jefe economista en la firma Moody’s Analytics. “Y esto nos permite capotear las amenazas geopolíticas con mucha más facilidad”, agregó. Sin embargo, la agitación global tiene lugar en un momento delicado.
China, la segunda economía más grande del mundo, tiene dificultades para contener las secuelas de sus créditos sin control y auge de inversiones que habían impulsado su crecimiento desde antes de la crisis financiera de 2008.
Las economías de Japón y Alemania, tercera y cuarta más grande del mundo respectivamente, se contrajeron en la primavera. Lo mismo ocurrió en Italia.
Podría no tardar mucho para un descarrilamiento de la economía global ante un alza del petróleo, una prolongada recesión en Europa y una caída en la confianza de las empresas o de los consumidores. A continuación un vistazo a las fortalezas y debilidades de la economía de Estados Unidos principalmente y al por qué podría durar o no la tranquilidad en los mercados.