Mercaptano y gasolina

Mercaptano y gasolina

Dos sucesos ocurridos en los últimos dos meses de este año son suficientes como para demandar que sean sometidos a una rigurosa evaluación los dispositivos de seguridad y controles de calidad de la Refinería Dominicana de Petróleo (Refidomsa).

El más reciente lo constituye el despacho hacia el mercado de entre veinte mil y veinticinco mil barriles (entre 840,000 y 1,050,000 galones) de gasolina sin procesar, que ha provocado daños a un número indeterminado de vehículos de motor al dejar inservibles sus bombas inyectoras.

Una ocurrencia como esta solo puede darse si Refidomsa, única importadora y suplidora de gasolina en el país, hubiese adquirido y despachado un combustible que no cumpliera los estándares requeridos para el buen funcionamiento de vehículos de combustión interna por chispa, o si por descuido se «confundió» un depósito de materia no procesada, lo cual parecería muy difícil de creer.

Este suceso es tan grave que el secretario de Industria y Comercio, licenciado Francisco Javier García Fernández, al asumir la responsabilidad de explicar lo ocurrido, lo ha tildado como «negligencia imperdonable» y ha planteado que Refidomsa deberá pagar a las personas por los daños provocados a sus vehículos.

No cabe duda de que esta ocurrencia justifica un firme cuestionamiento a los controles de calidad y sistemas de seguridad de la refinería, que en una declaración ofrecida ayer alega que el percance se produjo fuera de esa empresa, lo que deberá demostrar de manera clara y convincente.

-II-

Otra manifestación de irresponsabilidad se produjo el 24 de octubre de este año, cuando fue liberado al aire el contenido de un depósito de etil mercaptano, un odorante que se adiciona al gas licuado de petróleo para permitir que se detecte su presencia en el aire, toda vez que éste, por naturaleza, es un fluido inodoro.

En esa oportunidad también Refidomsa trató de evadir su responsabilidad, negando que la liberación del mercaptano, que causó daños de salud a decenas de personas, se produjera en sus instalaciones y pretendiendo desviar la atención pública hacia una inexistente fuga desde una planta de GLP.

En esa oportunidad, también, el titular de Industria y Comercio asumió la responsabilidad de explicar lo que en realidad ocurrió.

La investigación que exigimos para Refidomsa debe ir más allá del rigor administrativo en cuanto a procedimientos de seguridad y controles de calidad, toda vez que en un lapso de dos meses ha pretendido evadir su responsabilidad en dos situaciones, una de las cuales puso en riesgo las vidas de decenas de personas que inhalaron los vapores tóxicos de mercaptano, y otra que ha causado perjuicios económicos a un número indeterminado de propietarios de vehículos, por la liberación al mercado de una gasolina que no cumple con los estándares y normas de calidad.

En el caso de la fuga del etílico, Refidomsa ni siquiera se preocupó por los problemas de salud ocasionados a muchas personas. No se tiene noticia de que haya pagado los gastos clínicos de ninguno de los afectados. Y trata, según parece, de rehuir su responsabilidad en los perjuicios económicos de los dueños de automóviles averiados por la gasolina. Sin duda, hay mucha tela por donde cortar.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas