En esta fecha próxima al periodo de formulación del Presupuesto General del Estado con miras hacia el año 2016, mediante consulta al Consejo de Ministros antes de ser enviado a las Cámaras Legislativas como establece la Constitución de la República, es propicia la ocasión para que los diversos operadores del sector deportivo se unifiquen en una especie de tenaz carrera a los 100 metros planos, en procura de lograr un significativo aumento del monto asignado a la cartera del ramo.

Tal aspiración no podría ser más oportuna y justificada ante los organismos correspondientes, pues hace apenas una semana fue presentado oficialmente al país en un nutrido acto, el documento contentivo del Plan Nacional de Desarrollo Deportivo, cuya primera etapa abarcará la década 2015-2025.

Este plan de carácter social, integral y masivo para poder concretar sus elevados objetivos en el marco de la Ley 1-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo, deberá contar primeramente con el consistente respaldo de los recursos financieros aportados por el Estado, en proporción superior a años anteriores, además de los aportes de los gobiernos locales, la cooperación internacional y el sector empresarial privado.

Constituyó un gran desaliento la asignación de una partida de RD$2,251.6 millones aprobada al Ministerio de Deportes para el año 2015, de un Presupuesto General ascendente a RD$630,934 millones. Tal asignación representa mucho menos del 1%. En la ocasión el titular Jaime David Fernández Mirabal, solicitó un incremento de un 30% con relación a la partida del año anterior, es decir, 648 millones, pero tal petición no logró su objetivo.

Sin embargo, haciendo de tripas corazón, se ha logrado una eficiente labor distribuyendo los limitados recursos con transparencia y sentido de prioridad para la cobertura de una gran diversidad de actividades en las distintas vertientes, incluyendo aportes a través de una alianza multisectorial.

Si bien el Ministerio de Hacienda explicó sobre el manejo del Presupuesto General desde una lógica racional con respecto a los actuales tiempos, en el sentido de que las necesidades financieras eran alrededor del 24 % del PIB y los ingresos de sólo 14%, dijo al mismo tiempo que el Gobierno Central procuraba consolidar las cuentas fiscales, focalizándose en las áreas de mayor prioridad como Educación, Salud Pública y el Gabinete Social.

Conforme a connotados especialistas, la práctica deportiva desempeña un fundamental rol social y en la mejoría de las condiciones físicas de los individuos. En pocas palabras, está demostrado que los fondos que van a este renglón no son gastos, sino inversión.

La UNESCO y otros organismos internacionales como el Consejo Americano del Deporte (CADE) y el Consejo Iberoamericano del Deporte (CID) han recomendado a los Gobiernos de los respectivos Estados, dedicar al menos el 3% del PIB a los programas de fomento y desarrollo deportivo, como un derecho de toda la ciudadanía y por los grandes beneficios que aporta esta manifestación a la humanidad.

En el plano local urge procurar otras fuentes alternativas de financiación como ocurre en Brasil, Colombia, Costa Rica Argentina, entre otros, donde se han establecido gravámenes al consumo de cervezas, licores, loterías, juegos de azar y de vaticinios cuyos ingresos se utilizan para el deporte de base y de afición. Esta es una vía que debe ser procurada a través de las Cámaras Legislativas para ayudar a resolver la problemática de los recursos que tanta falta hacen al sector deportivo, de otro modo, sería muy cuesta arriba el gran salto esperado a nuestro innegable potencial.

En tal virtud, ahora que contamos por primera vez con un verdadero Plan Nacional de Desarrollo Deportivo, se hace imperativo redoblar los esfuerzos por una mejor asignación, que significa contribuir al bienestar de la población por ser el deporte una actividad transversal a la salud, la educación, la cultura, el medio ambiente y la cohesión social.