La merienda ayuda a los niños a reponer energías y fuerzas que  duran hasta la cena. La merienda debe ser una parte habitual de la alimentación infantil, para evitar que transcurran muchas horas desde la comida hasta la cena.

Las meriendas no deben ser muy consistentes para no quitar a los niños el apetito a la hora de la cena. Se recomienda dar alimentos nutritivos y no muy energéticos, con el fin de no sobrepasar las calorías de la dieta.

El tamaño de la ración dependerá también del grado de actividad física que realice el niño.

Variedad de meriendas:

MERIENDA  DULCE
– Pan y el equivalente a un vaso de leche.
– Pan tostado con mantequilla y miel y un vaso de leche.
– Pan con queso y nueces.
– Pan con chocolate y una fruta.
– Yogur con cereales o galletas y fruta troceada.
– Leche con chocolate, bizcocho o galletas y frutos secos.

MERIENDA  SALADA
– Bocadillo de atún, queso y fruta.
– Pan untado con tomate natural, aceite de oliva, queso y fruta.
– Bocadillo de jamón salado o chorizo y fruta.
– Sándwich vegetal (lechuga, tomate, atún, zanahoria).
– Bocadillo de jamón york sólo o con queso y fruta.
– Yogur con cereales y frutos secos.