Méritos bien ganados en el desarrollo sostenido del turismo en el Este

Méritos bien ganados en el desarrollo sostenido del turismo en el Este

Los elogios resultan odiosos y deben recibir total reprobación cuando, además de inmerecidos, son el producto de estudiadas formas de adulación para estimular la vanidad personal  en la búsqueda de beneficios ulteriores. Pero el enfoque y la actitud cambian radicalmente en casos muy singulares de  espontáneo y merecido reconocimiento.

En situaciones donde se conjugan estas últimas características hay una clara diferenciación por las sentidas manifestaciones de júbilo de parte de aquellos que por una visión de aprecio, justicia, valoración y solidaridad, comparten los triunfos de amigos y colegas, ajenos por completo a cualquier malsana influencia de mezquindad.

Este fue precisamente el generalizado sentimiento de celebración y alegría que reinó durante  la reciente cena de gala y premiación a los hoteleros de la zona Este del país, con motivo del 20 aniversario de la asociación que ha sido la artífice y garante del desarrollo de un turismo sano y sostenible en un polo que atrae anualmente a miles de vacacionistas de diferentes latitudes.

Uno de los reconocimientos más celebrados fue el recibido por el empresario Frank Rainieri, ya que se consideró un acto de justicia premiar a un hombre que creyó en la posibilidad de impulsar el turismo donde hace más de tres décadas nadie podía sentirse animado a invertir en una región de playas paradisiacas, pero que carecía entonces de un aeropuerto y de las infraestructuras básicas para recibir visitantes.

Rainieri, quien estuvo acompañado de su esposa Haydee Kuret, otra luchadora y enamorada del turismo, mostró satisfacción, pero en lugar ve vanagloriarse por sus logros, agradeció a quienes lo han acompañado en un ambicioso proyecto que en su oportunidad parecía tan solo un sueño de difícil materialización.

Con sencillez y sentido de gratitud, recordó objetivos compartidos cuando la incipiente asociación tenía que sesionar en una enramada porque carecía de local. A pesar de esa limitación, impulsaba ya ideas creativas al delinear normativas de medio ambiente y disfrute visual que aún prevalecen, entre las que citó no construir instalaciones con una altitud superior a los cocoteros,  cuando no existía el efusivo discurso ecologista del presente. 

Entre innúmeros agradecimiento, Rainieri destacó el apoyo recibido de Ernesto Veloz, quien durante esos años ha sido su leal y eficiente colaborador en esos afanes en la presidencia de la Asociación de Hoteles de la Zona Este. Desde esa posición ha tenido que librar arduas batallas contra incomprensiones, conflictos y desmedidos reclamos en contra de una actividad hotelera que merece un respaldo más amplio y consecuente del Estado, de las administraciones municipales  y de diferentes sectores por sus aportes al turismo, como fuente de empleo y también por el gran volumen de compras de abastecimiento que realiza en varios rublos de la producción agrícola nacional y de alimentos  en general.

Como “honrar, honra”, sobre todo cuando se han obtenido resultados por un acertado manejo gerencial y de trabajo en equipo, otro momento muy emotivo de la ceremonia fue la premiación de hotelero del año otorgada a Carlos Jiménez Ruiz, director general de IFA Villas Bávaro Hotel & Resort.

La presencia de Quiterio Cedeño, quien desde Cicom, Adompretur y diferentes instancias ha sido clave en la defensa y promoción del país como destino turístico, así como de Raysa Féliz,  Daniel García Archibald y otros muchos entusiastas colaboradores, demostró nuevamente que el turismo tiene una cantera de genuinos defensores.

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