Berlín. La canciller alemana, Angela Merkel, y el expresidente estadounidense Barack Obama reivindicaron hoy su gestión y llamaron al activismo en defensa de los valores democráticos en un multitudinario acto ante la berlinesa Puerta de Brandeburgo.
Horas antes de viajar a Bruselas para participar en la cumbre de la OTAN y encontrarse con el sucesor de Obama en la Casa Blanca, Donald Trump, Merkel compartió escenario con su antiguo aliado, que regreso a la última ciudad europea que visitó como presidente y acaparó la atención de decenas de miles de personas.
Ambos protagonizaron el principal acto del Congreso de la Iglesia Evangélica alemana en el quinto centenario de la reforma protestante, un coloquio con referencias a Dios y a la religión, pero cargado también de mensajes políticos.
Obama, honrado de volver a sentarse al lado de una de sus «socias preferidas» durante su presidencia, se mostró «muy orgulloso» de su trabajo en la Casa Blanca, destacando de su legado la reforma sanitaria que ahora está «en peligro».
Ambos subrayaron la importancia de reconocer que es imposible alcanzar al cien por cien los objetivos que se marca un mandatario -y, como ejemplos, la guerra siria, el drama de los refugiados en el Mediterráneo o el terrorismo islamista ocuparon parte del debate- pero recalcaron la necesidad de perseverar en la búsqueda de las metas marcadas.
«Hay que mirar hacia delante», subrayó la canciller, quien rescató recuerdos de la Alemania comunista, donde creció, y recordó que Obama nació en 1961, año en que se construyó el muro de Berlín.
El progreso desde entonces, afirmó el estadounidense, muestra que la vigencia de los ideales y valores que comparten Europa y EEUU, el estado de Derecho, el respeto a la dignidad humana, la libertad de religión y de prensa o las economías liberales de mercado.
Al frente ahora de una fundación que lleva su nombre y apoya a jóvenes con talento y capacidad de liderazgo, y decidido a pasar mas tiempo con su mujer Michelle para que le «perdone» sus ausencias durante los últimos ocho años, Obama admitió las amenazas actuales y llamó a combatir la xenofobia, los nacionalismos y la intolerancia.
Merkel defendió de nuevo en ese contexto su criticada política de refugiados, incluido el pacto alcanzado con Turquía para contenerlos, y elogió la solidaridad de millones de alemanes en 2015, cuando llegaron al país 900.000 solicitantes de asilo.
Sin citar a Trump y sus planes de recortes presupuestarios, Obama dejó claro que la ayuda humanitaria o la lucha contra el cambio climático no son «caridad», sino una «inversión» en el bienestar nacional», porque nadie puede aislarse.