HÉCTOR RAMÓN ZAPATA
Indudablemente que después de la tormenta viene la calma, pues aparentemente luego del inicio de la formidable decisión del Gobierno con los experimentados operativos de patrullajes mixtos, Policía Nacional-Fuerzas Armadas, en toda la geografía nacional, por cierto muy excelente, puesto que los resultados han generado confianza y paz aunque efímera, más la tranquilidad espiritual en el seno de la familia dominicana; el cual venía sufriendo un horror colectivo, debido ¿no? a los odiosos desmanes de estos renacuajos, mequetrefes delincuentes, quienes se habían apoderado de las calles.
Sin embargo, la tempestad no ha terminado aún. Naturalmente de hecho en la República Dominicana está reinando el sosiego, luego de atravesar por numerosos hechos de sangre, causados por esta acción delincuencial.
Desde luego que en esta nación caribeña, hermosa desde todos los ángulos, existen otros delincuentes que son también destructores, puesto que en la mayor parte son protegidos por determinados sectores, como son los de cuello blanco y los jeques de las drogas. Por otra parte, estos adefesios se aprovecharon de la indiferencia de las autoridades del anterior Gobierno, y sino hubiese sido por la reacción colectiva del pueblo, que ya cansado de esta situación pidió a todo pulmón que se enfrentara con valentía (tal como está ocurriendo ahora), la ola de crímenes, atracos y secuestros a la luz del día.
Lo que ocurría era un caos por doquier, los antisociales actuaban sin compasión, salían por todas partes a sus actos vandálicos. En todo esto estaban o están vinculados miembros de la Policía Nacional y Fuerzas Armadas. Parece ser que entonces se le había ido el control a las autoridades y los casos se habían tornado incontrolables. Pero Dios iluminó al Presidente, doctor Leonel Fernández, para que con su fulminante acción el vandalismo se haya reducido casi a la mínima expresión en poco tiempo, pues ya la gente no siente temor a salir de sus viviendas. Ahora solo se escuchan elogios al Gobierno por la actitud asumida.
Aunque todavía no se puede cantar victoria; la delincuencia está siendo fuertemente combatida con los operativos policíaco-militar. Más la aplicación del horario de los negocios de expendio de bebidas alcohólicas, desde donde, al parecer, algunos delincuentes planificaban sus atracos, luego que se les terminaba el dinero. Los ciudadanos que salía tarde de la noche de esos lugares eran víctimas de la delincuencia. No obstante aún persiste el sobresalto de la población al salir a las calles, aunque no en los niveles que se vivió hasta hace poco tiempo.
La muestra de todas estas acciones es que los homicidios han bajado notablemente desde el mismo momento en que se tomaron las medidas contra esos vándalos, aunque el Gobierno había iniciado antes el denominado Plan de Barrio Seguro cuya ejecución, desde sus inicio, está dando visibles y fructíferos resultados, especialmente en aquellos sectores, así como en los pueblos del interior donde no existía ninguna vigilancia, pues estos anti-sociales se esparcían como pólvora por todos lados, sembrando el pánico por doquier. Producía pánico escuchar los noticieros radiales, donde en todo momento se ofrecían informaciones de tragedias conmovedoras. Asimismo, los medios escritos publicaban fotografías de terribles muertes de indefensos ciudadanos y en la televisión se mostraban imágenes de personas asesinadas a balazos y con otros instrumentos,; en fin era toda una odisea la que vivió la población. Estábamos casi en un abismo, pero gracias al Todopoderoso la calma después de esta crisis está volviendo a los hogares del país, y la paz ha de volver poco a poco.
El pueblo dominicano sabe de antemano que esta ola delincuencial, criminal, venía desarrollándose enérgicamente desde el pasado gobierno, sin que se le pusiera coto a esa incertidumbre. Lo que hicieron fue que al final del período presidencial, como para hacerle la vida imposible a las autoridades, pusieron en libertad a cientos de indeseables humanos, entonces esos mismos que hicieron ese desastre pedían a la administración gubernamental que les pusieran freno a esa situación, ¡pero qué cachaza tienen estos señores!
Finalmente, hay que abrigar esperanzas para que la justicia dominicana no continúe poniendo alegremente en libertad a estos energúmenos. Porque luego llegan a los barrios donde fueron apresados con la masa en las manos, y se mofan de los ciudadanos. La Santa Biblia dice estas ideas muy hermosas La injusticia de la vida. Pues, sucede que en los tribunales reina la maldad y la injusticia, donde allí debiera reinar la honestidad y la justicia. Bueno más claro de ahí ni el agua.