El Magisterio se define habitualmente como la acción que lleva a cabo un maestro. La Excelencia es resultado de preocuparse por las cosas más de lo que otros consideran que es sabio, significa arriesgarse un poco más de lo que otros piensan que es seguro, se refiere a soñar más de lo que otros creen que es práctico, y consta de esperar más de lo que otros suponen que es posible.

El Premio Presidencial a la Excelencia Magisterial Ercilia Pepín, instituido por el presidente Leonel Fernández, mediante el decreto 285-06, tiene como fin ofrecerles un reconocimiento y premio a las maestras y maestros  por su Excelencia Magisterial, por su dedicación y esfuerzo en la enseñanza dentro de las aulas. Reconoce el inestimable aporte que ofrecen día a día los docentes de la República Dominicana, desafiando precariedades y dándose a sí mismos como resultado de una entrega que denota su valiosa vocación.

La premiación es en honor a la insigne educadora dominicana Ercilia Pepín (1886-1939), quien dedicó su vida al magisterio, siendo directora de una escuela para niñas a los 16 años. Se dedicó a promover y a contribuir con la preparación de la mujer desde Santiago, su provincia natal.

La cartera de Educación se ha esforzado por impulsar una cruzada nacional para una educación de calidad y digna de los niños, jóvenes y adultos. Es en la educación donde está la prueba concreta del desarrollo y la existencia del hombre.

Si consideramos que la educación es una de las profesiones más difíciles, de las más reconfortantes; es una oportunidad para llamar la atención sobre la importancia y el rol que tienen los docentes, cuando se habla de transformación social y falta de valores. Todos debemos comprometernos cada día más con esta honrosa labor, de manera especial los maestros y maestras tienen una gran responsabilidad frente al futuro del país.

Como en este mes de junio estaremos celebrando el 30 el Día del Maestro y la Maestra, pienso que quizás se entendió pertinente rendirle honor al Magisterio, ofreciéndole todo un mes de reconocimiento a su excelencia, aprovechando la ocasión para exhortar a continuar mejorando los valores de la educación dominicana.

La docencia es una actividad que merece mucha preparación, actitud y vocación de tipo social y fundamental en el desarrollo de los pueblos. Debemos insistir en que los maestros promuevan firmemente una educación con equidad y valores humanos que la propia sociedad exige.

Está en las manos de aquellos merecedores al Premio a la Excelencia Magisterial, el infundir en los niños y jóvenes una cultura de participación ciudadana responsable y con proyección al futuro, ya que ellos representan la esperanza para el mundo.