Mescyt invierte en investigación

Mescyt invierte en investigación

La inversión en ciencia diferencia a una nación desarrollada de una en vías de desarrollo. Los países que destinan partidas del presupuesto nacional a investigación son aquellos cuya economía crece, debido a que a mayor inversión científica y tecnológica, mayor avance en el sector productivo.

En 2005, la República Dominicana se sumó a los países que apuestan a la investigación como forma de impulsar su desarrollo, luego de que el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCYT) implementara el Fondo Nacional de Innovación y Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDOCYT), para apoyar a la comunidad científica dominicana en sus proyectos de investigación, para que los resultados de los mismos pasen a ser parte importante del desarrollo del país.

Avances implantes y rayos X Dentro de estos importantes proyectos se encuentra un estudio realizado por el doctor Fabrice Piazza en 2008, “Elaboración de Capas de Carbono SP3 Nanocristalino a Baja Temperatura II”. Los resultados obtenidos son de suma importancia para el país. Este estudio consistió en generar un proceso que permitiera la aplicación de Capas de Carbono SP3 en materiales sensibles a altas temperaturas. Estas capas poseen componentes de importancia para la industria que no se encuentran en otros materiales.

Dentro de los resultados logrados figuran: la reducción de la temperatura de producción del sustrato de 400 grados C a 200 grados C; elevar en 55 veces el crecimiento de producción de este material con respecto al obtenido a nivel internacional en el mismo rango de temperatura. Esto permite su utilización en materiales sensibles a las temperaturas como los polímeros, los semiconductores y los dispositivos electrónicos, para aplicaciones en la protección de implantes, fuentes frías de electrones para pantallas delgadas y flexibles, fuentes de Rayos X, etc.

Este trabajo de investigación fue ejecutado durante cinco años y contó con la colaboración del Dr. G. Morell, director del Departamento de Física de la Universidad de Puerto Rico.

Otra contribución importante de este estudio es la formación de siete jóvenes científicos dominicanos en la investigación en materiales nano-estructurados. Uno de estos jóvenes científicos se animó a cursar dos programas de maestría en Francia, uno en Micro y Nano-sistemas, y otro en Innovación Tecnológica.

Este trabajo se desarrolló en los laboratorios de investigación en nanociencia de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra y sus resultados fueron publicados en revistas científicas internacionales de altísima calidad, denominadas indexadas con revisión de pares y factor de impacto, que es como se mide la calidad de la producción científica en el mundo. Estos resultados han sido presentados en congresos y eventos científicos internacionales en la modalidad de doce conferencias científicas en países como Taiwán, Puerto Rico, Estados Unidos y República Dominicana.

Elevar la calidad de los quesos dominicanos. La calidad de los alimentos que se fabrican es uno de los factores que determinan qué tan saludables estén sus consumidores. En la dieta diaria ingerimos alimentos de origen animal, entre los que se encuentra el queso, que puede ver reducida su calidad en el proceso de elaboración y causar daños significativos a la salud de los consumidores. Conscientes de esto, especialistas en productos lácteos se han unido para buscar una solución a esta problemática, realizando trabajos de investigación científica basados en problemas propios de la producción y manejo de la materia prima.

La licenciada Raysa Reyes, quien posee una maestría en Gestión de Programas Sanitarios e Inocuidad de los alimentos, es la investigadora principal en el proyecto “Caracterización Molecular y Desarrollo de técnicas para la eliminación de Mycobacterium bovis en leche para quesos frescos”. Expresa que con este estudio se pretende desarrollar alternativas diferentes de la pasteurización en República Dominicana, que garanticen la calidad del producto.

Reyes señala: “En nuestro país, a pesar de existir una normativa que prohibe el consumo de leche no pasteurizada, se elaboran quesos que no han pasado por este proceso, lo cual constituye un gran riesgo de contraer enfermedades por parte de las personas que consuman los productos derivados de esta materia prima cuando los animales de procedencia estaban enfermos”. Cuando una enfermedad contagiosa se transmite desde un animal a un ser humano, se le denomina zoonosis.

Explica que la mayoría de las queseras en el país son artesanales y carecen de herramientas para cuidar la calidad del alimento. Por esta razón se hace necesario encontrar un mecanismo que evite la contaminación del producto porque se vigile el proceso y se tomen las medidas de lugar con la materia prima.

Este proyecto fue aprobado en 2014 por el Fondo Nacional de Innovación y Desarrollo Científico Tecnológico (FONDOCYT) del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCYT) y será ejecutado en dos años con un aporte de Fondocyt de RD$4,108,438. Participan Daysi de los Santos, especialista en industrias lácteas de la Facultad de Ciencias Agronómicas y Veterinaria de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), y Juan Pablo Araújo, quien tiene maestría en biotecnología, de la misma facultad.

Las muestras objeto de esta investigación fueron obtenidas mediante visitas a los distintos centros de acopio que hay a nivel nacional, donde los productores llevan la leche. Estas fueron depositadas en el laboratorio, sometidas a medios de cultivo y analizadas para determinar si hay Mycobacterium bovis, bacteria que causa la tuberculosis en el ganado bovino, como primer paso para buscar mecanismos que permitan contrarrestar su propagación.

Plantas endémicas que ayudan a curar el cáncer. Dentro de la flora dominicana existen plantas a las que las personas le confieren carácter medicinal como el guayacán y la javilla. La frecuencia con que la gente recurre a esta práctica ha motivado a investigadores dominicanos a estudiar cuatro especies de plantas medicinales para determinar las actividades antibióticas que poseen.

Tres de las plantas: Eugenia samanensis, Eugenia lindhalis y Narvalina domingensis, pertenecen a la familia Myrtaceae. La última es nativa, conocida científicamente como Gnaphalium domingensis y pertenece a la familia Asteraceae.

La investigadora principal, Maritza Ramírez, quien ha trabajado como investigadora en el área de biotecnología farmacéutica de productos naturales, explica que el estudio está orientado en evaluar los efectos antioxidantes y antimicrobianos que poseen estas plantas, así como también su actividad anticancerígena en Artemia salina y en líneas celulares tumorales humanas.

La investigación parte de estudios anteriores que se han realizado con especies de la misma familia, en los cuáles, según dice la investigadora, se ha determinado que estas plantas contienen actividad anticancerígena.

El estudio “Screening Biodirigido de Plantas Medicinales para Evaluar Efectos Antimicrobiano y Antioxidante y Actividad Anticancerígena en Artemia salina y en Líneas Celulares Tumorales Humanas (AS-LICTH)”, se desarrolla en el Instituto de Química de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

La investigación se encuentra en la fase inicial, en la que se está observando la composición química de las plantas para a partir de ahí hacer las pruebas antioxidantes y antimicrobacterianas, y determinar la propiedad de dichas plantas en el combate, mitigación y eliminación de las células que hayan sido atacadas por el cáncer.

La coinvestigadora Amarilis García expresa que de obtener los resultados esperados los laboratorios farmacéuticos podrían incorporar el principio activo de las plantas en los medicamentos.

El proyecto es financiado por el Fondo Nacional de Innovación y Desarrollo Científico Tecnológico (Fondocyt), del MESCYT, tiene una duración de tres años. En el mismo participan el investigador José Rodríguez y estudiantes de química, entre otros.

Estudios para que plantas agrícolas sobrevivan en tiempos de sequía. La base de la exportación dominicana descansa en el sector agrícola, solo la agricultura orgánica aporta a la economía nacional más de 200 millones de dólares. Ahora bien, la producción de los cultivos se ve seriamente afectada en momentos en que el agua escasea, perdiéndose miles de hectáreas de tierras cultivadas.

Sabiendo esto, especialistas en el área de biología buscan por medio de una planta que contiene proteínas que la hace resistente a la pérdida del agua, incorporar la sustancia a otras plantas con el fin de que sobrevivan en tiempos de escasez.

La planta de nombre científico Pleopeltis polypodioides, comúnmente llamada helecho resurrección, posee una característica que la hace especial: cuando no es bañada por agua se seca, pero al exponerse al agua en cinco o seis horas retoma su vigorosidad.

Esta especie vegetal capaz de tolerar la pérdida del 95% de agua, contiene una proteína que es la responsable de su resistencia ante la falta de agua: la dehidrina. Esta proteína se acumula durante el estrés de deshidratación causado por las bajas temperaturas, sequía y salinidad.

El investigador principal, José Núñez, expresa que el proyecto tiene como objetivo aislar este gen para en un futuro incorporarlo a plantas agrícolas. Continúa diciendo que, de lograrse, se reduciría la cantidad de agua que se utiliza en el riego de los cultivos y se aumentaría su producción.

La investigación que se lleva a cabo en los laboratorios de biotecnología vegetal del Instituto de Innovación en Biotecnología e Industria (IIBI), tiene una duración de 3 años y se encuentra en la fase inicial.

En el estudio del Aislamiento del Gen de la Dehidrina del Helecho Pleopeltis polypodioides (Doradilla o Resurrection fern) además participan estudiantes del campo de la biología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

El proyecto cuenta con una inversión de RD$8,971,150 por parte del Fondo Nacional de Innovación y Desarrollo Científico Tecnológico (FONDOCYT), del Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MESCYT). Este es el primer proyecto en el que se pretende aislar un gen vegetal.

 

 

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