Una noticia ha dejado a Píndaro noqueado… Se le ha ido uno de sus queridos amigos de infancia, juventud y… ¡tercera edad!… La voz de Herminio irrumpe el ambiente y le dice “¡Apuesto, peso a moriqueta, que estás pensando en Vitico!”… “¡No te equivocas!” -le responde cabizbajo-… “¿Por qué no aprovechamos y vamos al taller gráfico de Kutty y le pedimos una caricatura para nuestra entrega 241 de la Serie Píndaro?”… No hubo discusión. Ambos arrancaron hacia allá, sin remotamente saber lo que descubrirían más adelante…
Una vez llegaron, lo encontraron absorto en sus pensamientos… Con un brillo inusual en sus ojos Kutty levanta su cabeza, suavemente, y les saluda: “No acabo de entender el porqué… Vitico y yo nos reuníamos para hacer música hace ya muchos años… Yo tocaba la percusión, Vitico cantaba y Fellé Vega también se integraba… Fue una amistad muy vieja… Nos juntábamos con El Che –José Sánchez-, quien le hacía a Vitico unos zapatos mocasines indígenas- y con Jochy Sánchez… Una vez le hizo unos arreglos a Justo Bello para una pieza que se pegó muchísimo… Vitico era muy curioso y muy hábil de mente… Él era muy creativo y trabajó desde muy joven”.
Píndaro le interrumpe: “¿De cuándo estamos hablando, Kutty?”… Yo te estoy hablando de… Tenía que ser del 78 pa’rriba…En esa época yo estaba en la Publicitaria Más, entonces Vitico… les hacía creatividad para sus clientes… Era la única publicitaria que había en Santiago… Estaba en la calle El Sol… Él se sentaba donde le diera la gana… Usaba una silla y una mesita en la que trabajaba Gautreaux, un publicista contratado por Más y que venía desde la UASD… Tenía mucha experiencia… Yo era novato, pero tenía la ventaja que dibujaba muy bien… Hacía las gráficas y diagramaba… En esa época, se hacía lo que se podía… Todo era manual… A Vitico yo lo vi con una hojita –de esas que son como de libreticas pequeñas-… Estaba escribiendo ahí… Tenía rato y hacia como unos borroncitos… y tachaba una línea tras otra…”.
“Y, ¿Vitico ya había grabado para esa época?” –cuestiona Herminio-… “Uyyy, siiii –responde Kutty-,… Ya estaba actuando en la capital con Wilfrido, Manuel de Jesús y otros…”-Mientras continua contándoles, cierra sus ojos como transportándose a un anhelado pasado-… “Vitico seguía escribiendo frente a mi… El asunto es que nos sentamos ahí… Vitico se va y yo veo el papelito, y digo: Pero, ¡contra!… El papel se veía como medio maltratadito por una esquina… como que lo arrancó… La idea le llegó y la escribió… Entonces, con él en mis manos me pongo a leerlo… Es la partitura… ¡Es la ‘Mesita de Noche’!, El texto de la canción tenía solo un rayoncito… Entonces, yo me dije para mí: ¡Que chulo está esto!”.
Y la pregunta del millón brota de los labios de Píndaro: “¿Y, como a qué hora fue eso?”…. “¡Eso fue como a las once de la mañana!”-exclama Kutty-…¿Y, dónde fue a parar ese papelito que estaba en tus manos en ese momento? –cuestiona un ansioso Herminio-… “Yo dejé el papelito ahí… Pero, cerca del mediodía, me digo:¿Y Vitico, dónde está?… Nooo…¡Vitico se fue! Eso tan chulo lo dejó ahí… botao… Bueno, deja llevármelo y guardárselo… Cogí el papelito y lo doblé… En casa, lo metí en un bolso de tela que tenía una insignia peruana… Ahí pasó par de años guardado… No recuerdo exactamente qué tiempo…”.
Los ojos de Píndaro brillan, mientras le increpa: “Dime, dime… Y cuándo se tropezó Vitico de nuevo con su ‘Mesita de Noche’?”… “Un día me junté con él y le dije:’ Vitico, tú puedes creer que yo tengo… ¿Tú recuerdas?… Cuando estábamos en Más, tú dejaste un papelito sobre la mesa de Gautreaux… Tenía escrita una partitura… Era como una cuestión de ‘una mesita de noche’… Con espanto, se puso la mano en la cabeza y exclamó: ‘Ayyy… ¡Yo si busqué eso!… Ese papelito’… Entonces, le digo: Pero, Vitico, ¿Cómo va a ser?… En el papelito tú escribiste un par de cosas… Entonces me dice: ‘Pero, ¿Tú lo tienes?’… iSí, yo lo tengo guardado –le respondo-… ‘¡Búscame eso huyendo!’ –exclamó con ojos abiertos de par en par-…El papelito tenía tiempo en un bolso… De ahí fue entonces que salió esa canción… Una vaina sorprendente… Me emociona sobremanera el recordarlo…”.
Píndaro abre sus brazos, los extiende hasta los hombros de Kutty y Herminio, y exclama: “¡Qué bueno es saber que la ‘Mesita de Noche’ se escribió de día!”.