BUENOS AIRES. AP. El capitán Lionel Messi y sus 22 compañeros de la selección de Argentina partieron ayer rumbo a Brasil a bordo de un avión especial de la aerolínea estatal tras una despedida sobria de unos pocos cientos de fanáticos, síntoma del moderado triunfalismo que impera en el país sudamericano a pocos días del comienzo del Mundial.

La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) había convocado a través de Twitter a los hinchas bajo la consigna «vení a despedir a la selección. Traé banderas, mensajes de aliento y el mismo deseo que compartimos todos», pero no hubo una multitud como sucedió hace cuatro años cuando el seleccionado era conducido por Diego Maradona.

Si bien es cierto que la delegación argentina partió un día de semana en horario laboral, los fanáticos tampoco demuestran en la previa el mismo triunfalismo que en mundiales anteriores, probablemente por las desilusiones que vienen sufriendo desde la última vez que levantaron la copa en 1986.

Apenas el 42 por ciento de los hinchas cree que Argentina ganará el Mundial, según una encuesta de la consultora Polldata difundida la semana pasada. El 42,3 por ciento respondió que eso no sucederá, mientras el 15,7 por ciento no sabe.

«Gracias a todos por apoyar y por la despedida. No somos un equipo, somos un país!!», escribió el defensor Martín Demichelis en su cuenta de Twitter y publicó una foto del grupo a bordo de un avión especial de la estatal Aerolíneas Argentina que los trasladará a Belo Horizonte, sede de la concentración que albergará al seleccionado de Alejandro Sabella durante el torneo.

Tras la práctica matutina, en la que los defensores Ezequiel Garay y Demichelis y los delanteros Gonzalo Higuaín y Rodrigo Palacio realizaron trabajos diferenciados por arrastrar distintas molestias, los jugadores participaron al mediodía de un emotivo acto con un coro de niños y pacientes de un hospital.