Meta de inflación 2013-2016

Meta de inflación 2013-2016

Con hechos Hipólito Mejía ha demostrado su firme compromiso con la estabilidad macro-económica. Con la Ley Monetaria y Financiera en el 2002 estableció la estabilidad de precios como el principal objetivo de la política del Banco Central, fortaleció su autonomía y prohibió los inorgánicos con los que históricamente la entidad financiaba el presupuesto público, iniciativas que debió haber sido del gobierno de Leonel Fernández y el PLD (1996-2000).

Como el peso perdió casi la mitad de su poder de compra en el periodo 2005-2011, debido a la inflación acumulada de 46.44%, en su programa de gobierno (2012-2016) Hipólito plantea la necesidad de reducir la inflación anual y su estabilización como un pre-requisito de la lucha contra la pobreza. Su objetivo puntual es que no supere 4.5%, para crear empleos productivos y que las exportaciones dominicanas recuperen competitividad respecto a los Estados Unidos y países centroamericanos. Lo anterior, apoyado en un régimen de política monetaria que responda a un esquema de metas de inflación, una proyección oficial del sistema de precio de la economía.

Comenzando el 2012 las autoridades monetarias se adelantaron y asumieron la meta, probablemente porque en el 2011 la inflación siguió en ascenso terminando en 8.6%, superior al tope fijado en la Carta de Intención firmada con el FMI. Anunciaron el compromiso de reducirla de 5.5% a 4% en el periodo 2012-2015, con oscilaciones de más o menos 1% para arriba o para abajo. Comparado con el de Hipólito Mejía, el programa de las autoridades monetarias implica un mayor costo en términos de productos.

No obstante la diferencia, apoyo la entrada en vigencia del esquema en sustitución del sistema tradicional de proyectar agregados monetarios y darle seguimiento. También la decisión de seleccionar la “overnight” como tasa de política que moverá la interbancaria, la Lombarda y las demás. Al seleccionar la tasa “overnight”, sin quererlo las autoridades hacen un reconocimiento al gobierno de Hipólito Mejía, que en enero del 2004 la introdujo junto a la ventanilla Lombarda. Aprovecho para hacer algunas recomendaciones puntuales.

Como la efectividad del “esquema” se asocia con su credibilidad, las autoridades monetarias deben descontinuar la práctica de pagar espacio para auto-defenderse, porque se percibe como debilidad. Cuando rindan cuenta de las desviaciones de la inflación respecto al objetivo trimestral, con humildad deben distinguir lo que es consecuencia de decisiones erradas adoptadas por las mismas autoridades monetarias. Deben aclarar al público que la preocupación de las autoridades monetarias será la inflación “subyacente”, porque los choques inflacionarios transitorios se “resolverán solos”. Si se percibe, como ahora, que la inflación difiere del anuncio de las autoridades monetarias, el esquema pierde efectividad.

Como está diseñado para transparentar la relación entre las metas de inflación y las decisiones de política monetaria, deben dar a conocer los modelos de proyección. Me refiero a la versión de “Taylor” que han asumido para la tasa “overnight”, el de inflación, producto potencial” y el modelo semi-estructural que calibraron para la economía. No pueden permanecer en secreto, porque los agentes económicos harán sus propias proyecciones y los “economistas del patio” trabajarán alternativas metodológicas, que podrían conducir a políticas monetarias diferentes.

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