Metidos en el espiral; buscando paz librando la guerra otra vez

Metidos en el espiral; buscando paz librando la guerra otra vez

Por ETHAN BRONNER
NUEVA YORK.-
  No se suponía que debiera ser así. Justo cuando los israelíes habían dado la espalda a años de ocupación militar de Líbano y la Franja de Gaza, ante la aclamación internacional, de nuevo están combatiendo en ambos lugares sin una estrategia de salida clara.

El sentimiento de consternación no se limita a Israel. Líbano, que el año pasado tomó un matiz heroico en Occidente cuando su “Revolución del Cedro” expulsó a las tropas sirias, pensó que estaba al borde de ir más allá de la guerra civil y ofrecer un modelo de democracia medioriental. Sin embargo, después de que guerrilleros de Hezbollah cruzaron la frontera hacia Israel para matar y secuestrar soldados, Líbano se encuentra de nuevo aislado del mundo, sus pistas aéreas se convirtieron en cráteres, sus puertos están bloqueados por barcos de guerra israelíes.

Y los palestinos de Gaza, que pensaron que finalmente tenían una medida de control sobre sus vidas cuando las tropas y colonos israelíes partieron el verano pasado, están viviendo en la oscuridad semi-feudal después de que Israel bombardeó su planta de energía eléctrica y oficinas gubernamentales. Gemidos fúnebres llenan el aire.

¿Qué está ocurriendo, y dónde terminará todo?

Lo que parece estarse desarrollando es una prueba ácida de la reciente estrategia de Israel de buscar excluirse del conflicto construyendo una barrera y generalmente hacerlo solo, en vez de negociar con sus adversarios. En dos frentes, sus antagonistas han encontrado una forma de hacer regresar a Israel al espiral. Y los israelíes están de nuevo tratando de excluirse, haciendo al combate incluso más doloroso de lo que sus enemigos pensaban que pudiera ser.

El Primer Ministro Ehud Olmert es abogado, no general. Su ministro de Defensa, Amir Peretz, pasó su carrera como organizador sindical. Se suponía que estaban encabezando un gobierno enfocado no en la acción militar extensa sino en la unificación interna en un periodo de reatrincheramiento territorial en vez de expansión. Sin embargo, han enviado a las fuerzas armadas a una guerra de dos frentes, al norte y al sur, que para todo el mundo se parece a 1982, el año en que Israel, aunque ya ocupando Gaza, invadió Líbano y permaneció ahí durante 18 miserables años.

A primera vista, parece igual que a la “Operación Paz para Galilea” en 1982; y hay verdadero riesgo de que termine siendo igual. Pero la intención y motivación parecen reflejar el nuevo pensamiento israelí, no el antiguo. Olmert, el sucesor de Ariel Sharon, fue elegido en base a una plataforma de reducir el control de territorio de Israel más allá de sus fronteras. Fue defensor de la retirada de Gaza y ha hablado frecuentemente sobre la necesidad de retirar a los israelíes de grandes porciones de Cisjordania.

En 1982, Israel tuvo la idea grandiosa de que podía rehacer la política libanesa, así como hacer retroceder a los guerrilleros palestinos de su frontera norte. Israel respaldó a un partido político cristiano y su milicia, y buscó superar a los sirios en su propio juego de controlar al mismo Líbano.

Resultó ser un error de cálculo. Esta vez, dado el patrocinio sirio e iraní de Hezbollah, sería fácil imaginar una repetición ampliada, con un conflicto cada vez más intenso destinado a socavar el poder sirio e iraní, justó como la incursión de Hezbollah en Israel la semana pasada fue en parte un esfuerzo iraní y sirio para agitar el statu quo regional. Aunque eso en realidad podría suceder, no es el plan israelí ahora. E Israel cree que puede mantener bajo control las incursiones actuales.

Podría parecer paradójico, pero una forma útil de ver la campaña militar de Israel es como una extensión del plan de Olmert para la reducción territorial unilateral. Desde su perspectiva, un Israel seguro y geográficamente reducido no puede tolerar que grupos armados y hostiles crucen fronteras ampliamente reconocidas para apoderarse de soldados israelíes, y lancen cohetes a sus ciudades. Los ataques israelíes buscan liberar a las áreas fronterizas de esas incursiones.

“El asunto real son los cohetes que están siendo disparados contra Israel”, señaló Yoel Esteron, editor administrativo del periódico Yediot Aharonot. “No hay plan sobre si permanecer o no en Gaza y Líbano. Cualquier gobierno israelí que sufriera dos de esos ataques habría hecho más o menos lo mismo”.

Funcionarios del espionaje israelí dicen que tienen evidencia de que el ataque de Hezbollah fue ordenado en parte por Irán y su aliado Siria para alejar la atención de la presión internacional sobre Irán en torno a su programa nuclear. De ser así, no sorprendería a nadie ver a Israel demostrar su fuerza en su dirección. Pero hasta ahora lo contrario ha sido cierto. Israel ha insistido en que responsabiliza al gobierno libanés, en vez de a Irán y Siria, de Hezbollah.

“En 1982, Sharon trató de crear un nuevo orden en Líbano y ese fue su gran error”, observó Oded Ben-Ami, ex portavoz militar y ahora periodista televisivo en Israel. “Aprendimos nuestra lección, al menos espero que lo hayamos hecho”.

Uri Dromi, ex portavoz del gobierno que ahora está en el Instituto para la Democracia de Israel, dijo que ciertamente se aprendieron lecciones, pero añadió que lo que está sucediendo en Líbano no puede separarse de lo que está sucediendo en Irak; la “superhistoria regional”, en sus palabras. Dijo que Hassan Nasrallah, jefe de Hezbollah, un movimiento chiita — como la fuerza dominante en Irak hoy en día — está tratando de impresionar a los árabes en todas partes trabajando con los palestinos contra Israel.

El conflicto ya ha tenido cierto efecto en Irak. El viernes, el incendiario clérigo chiita Muqtada al-Sadr dijo en Bagdad que los iraquíes no se “sentarían con los brazos cruzados” mientras Israel ataca en Líbano, indicando un posible aumento en los ataques de sus milicias contra los estadounidenses en Irak.

Nasrallah, el líder de Hezbollah, dijo el viernes que los líderes de Israel estaban jugando con fuego. “Para las personas de la entidad sionista en esta hora, les digo”, anunció en una declaración, “que descubrián cuán estúpidos son su nuevo liderazgo y nuevo gobierno y cómo no saben evaluar los asuntos ni tienen experiencia en este nivel”.

En Israel, sin embargo, la mayoría de los analistas han elogiado a Olmert, diciendo que ha llevado a cabo los ataques en Líbano con relativa restricción dado lo que está en juego. Y la mayoría dice que no parece inminente una guerra más amplia. “Israel no quiere meterse con Siria ahora, no lo creo”, dijo Dromi.

Lo que se está desarrollando en Gaza es similar. Hubo un ataque a través de la frontera por parte de militantes que mataron a dos soldados israelíes y capturaron a un tercero, así como andanadas de cohetes dirigidos a ciudades israelíes. Y de nuevo, esas acciones lo que más preocupa al gobierno de Olmert si desea llevar a cabo su plan de reducir el territorio hostil que controla.

Pero a diferencia de Líbano, Israel tiene poco interés en influir en el gobierno central ahí. Considera al presidente palestino, Mahmoud Abbas, bien intencionado pero impotente y al resto del gobierno, encabezado por Hamas, nada más que un grupo terrorista. Aunque en Líbano los israelíes esperan presionar al gobierno central para que controle a Hezbollah, en Gaza sienten que no hay una distinción significativa entre los militates que se apoderaron de su soldado y la autoridad central.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas