NUEVA YORK. Daniel Murphy se quedó parado en la caja de bateo. Giró su cuerpo como si quisiera dirigir la trayectoria de la pelota que volaba por la línea del jardín derecho.

Por la forma en que los Mets de Nueva York conectaron los lanzamientos en el estadio de los Yanquis durante las dos noches pasadas podría pensarse que tendría control sobre el sitio en que esa pelota terminaría.

Con la luna llena asomando sobre las gradas del jardín derecho, el batazo de Murphy golpeó el poste que divide el terreno de foul para un jonrón de tres carreras que destacó en la victoria de los Mets por 12-7 sobre el abridor de último emergente de los Yanquis Vidal Nuño.

“No sabía si caería en terreno bueno o no. No quería hacer un gesto, sólo trataba de darle un empujón”, dijo Murphy. “Siempre es bueno recibir recompensa por un buen batazo”. Curtis Granderson también disparó un vuelacercas de tres carreras, conectando por segunda noche consecutiva en su antigua casa lo que permitió a los Mets barrer la serie en el Bronx.

Con eso ayudó a su nuevo equipo a tomar una ventaja delantera luego de que la noche anterior los Mets habían remontado gracias a cuatro jonrones para llevarse el triunfo por 9-7.