MÉXICO. AFP. Miles de habitantes de Ciudad de México, que en septiembre de 1985 fue devastada por un terremoto, salieron a la calle asustados por el largo sismo del martes de magnitud 7,6, pero a diferencia de hace casi 27 años siguieron planes de evacuación que se practican regularmente.

«Desalojamos a unas 50 personas, todo fue en orden, afortunadamente no pasó nada. El sismo fue fuerte, pero ahora estamos preparados a diferencia de 1985», comentó a la AFP Francisco Bernal, de 39 años de edad y jefe de brigadas de una firma privada que tiene oficinas en la zona de la Roma.

Esta zona, que alberga monumentales construcciones del siglo XIX y principios del XX, fue uno de los más afectados por el terremoto de 8,1 grados Richter que el 19 de septiembre sacudió a la capital mexicana con saldo de más de 6.000 muertos, según el gobierno, 30.000, según ONGs, y unos 5.000 edificios derruidos.

«Cuando vi que las lámparas se movían, me puse de pie. Nuestro jefe de brigada (de la oficina) nos pidió desalojar y nos recordó que en estos casos no se debe gritar, ni correr, ni empujar. Sentí mucho miedo, pero me obligué a conservar la calma», comenta Ana Ferández, secretaria de un edificio de la zona.

Pese a la intensidad del sismo y a su larga duración, algunos no se percataron y se mostraron sorprendidas. «¿Qué sismo?», comentó Kathy, una joven turista canadiense mientras descendía de un autobús que realiza un recorrido por distintos sitios de la capital.

«Yo no sentí nada, estaba en (el bosque de) Chapultepec. Mi mamá fue la que me dijo, está temblando, está temblando», dice de su lado Gernot Nahrung, un joven alemán que visita Ciudad de México en compañía de su madre, de nacionalidad hondureña