Mexicanos mantendrán vivo a «Chespirito» usando sus ingeniosas frases

Mexicanos mantendrán vivo a «Chespirito» usando sus ingeniosas frases

MEXICO. AFP. – Conmovidos por la muerte del «más ingenioso de los actores» del país, mexicanos se declaran marcados por las famosas frases que usaban los entrañables personajes de Roberto Gómez Bolaños, Chespirito, especialmente del «Chavo del ocho», el niño huérfano que dormía en un barril.  

«Dejó un importante legado al proletariado. Nos enseñó a reírnos de nuestras desgracias, a ser humildes», comenta a la AFP Juan Rubio, un chofer de 59 años que hace fila frente a los estudios de la cadena Televisa para obtener un boleto al gran homenaje del domingo en el colosal estadio Azteca.

«Hasta seguimos usando sus frases como la de ‘es que no me tienes paciencia», dice Rubio empleando una voz de niño que imita al «chavo del ocho».

Interpretando a este niño pobre, el cuarentón Chespirito repitió esa frase millones de veces cuando otros personajes de la vecindad como «Don Ramón», «Doña Clotilde» o la «Chilindrina» lo regañaban por sus constantes desaciertos en juegos o en la escuela.

«‘Se me chispoteó’. Él siempre me dice eso cuando sabe que me voy a encabronar por algo que hizo o dejó de hacer. ¡Y la verdad es que le funciona porque termino riéndome!», comenta entre risas y gestos de molestia contenida Susana Álvarez, una comerciante ambulante, señalando a su esposo en la fila.

«Las seguiremos usando». La inagotable imaginación de Chespirito, fallecido el viernes a los 85 años, creó personajes y expresiones ingeniosas de las que se apropiaron millones de niños y adultos en México y América Latina, donde sus programas han sido vistos por décadas y en algunos lugares aún son retransmitidas.

Del imaginario colectivo latinoamericano forman parte frases como «Fue sin querer queriendo» («El chavo del ocho») o «Síganme los buenos» y «No contaban con mi astucia» del «Chapulín Colorado», el torpe y bienintencionado superhéroe que trataba de ayudar a los indefensos.

«Son frases que escuchamos desde que nacimos casi, casi, y claro que las seguiremos usando, solo que ahora nos dolerán un poquito», reconoce Susana Álvarez.

De los 118 millones de mexicanos, «yo creo que solo los indígenas o los niños más pequeños» son los que probablemente no tienen alguna referencia de esas frases cortas, dichas en escenas de fórmulas simples, señala.

Lucero Marín, una auditora de 34 años que también espera su boleto para el Azteca, se declara también «marcada» incluso por el «Profesor Chapatín», uno de los personajes no tan populares de Chespirito.

«A mí me recuerda a mi padre. A él le gustaban muchísimo los programas de Chespirito y puede ser que a mí no tanto, pero me recuerda la vida de mi padre en la mía. Curiosamente él murió ayer hace 10 años», comenta con los ojos llorosos Marín.

«Cada vez que escucho que la gente usa un ‘se me chispoteó’ o un ‘¡eso, eso, eso!, recuerdo a mi padre contento. Siempre será así», asegura.

La trascendencia generacional de Chespirito, comentó al llegar a Televisa el veterano cómico Sergio Corona, radicó en «la mecánica que tenía para darle el espacio correspondiente a las risas».

Gómez Bolaños transformó expresiones de las clases populares mexicanas «para desarrollar otras similares que se quedaron grabadas en la memoria de varias generaciones, que las siguen transmitiendo a las nuevas. Y eso es algo que no tendrá fin», concluye.

En Televisa, el gigante televisivo que el actor decía «amar», decenas de personas hacían guardia para ver al menos de lejos la carroza funeraria, que arribó en la tarde del sábado procedente de su vivienda de Cancún (este), donde falleció.

Una pareja de aficionados acudió vestida del «Chapulín» y del «Chavo», y a la menor provocación lanzaba de carrerilla las frases míticas del actor.

La necesidad de agradecer al actor por tantos años de risas llevó a Alicia González, una anciana de 78 años, a mantenerse paciente frente a los estudios. «Un último adiós, eso es lo que quiero poder hacer hoy. No sé si mañana lo vayan a llevar al Azteca», dice desconfiada.

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