Mexicanos se unen para rendir culto a Miguel Ángel y a Leonardo Da Vinci

Mexicanos se unen para rendir culto a Miguel Ángel y a Leonardo Da Vinci

México. Miles de mexicanos de todas los estratos sociales han relegado desde ayer sus enojos por el día a día de su país en crisis para rendir culto a las obras de Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci, en un par de exposiciones en la capital.

Las muestras «Miguel Ángel Buonarroti. Un artista entre dos mundos» y «Leonardo Da Vinci y la idea de la belleza» han atraído desde las últimas horas de este viernes a personas de todas clases, cautivadas por la fuerza aplastante de las obras de los artistas.

Aunque están abiertas desde finales de junio, las exposiciones no cerrarán durante más de 72 horas seguidas hasta el amanecer del lunes, en una iniciativa que el Consejo Nacional de las Artes y la Cultura (Conaculta) calificó como maratón para conocer mejor el arte de los dos grandes creadores.

La exposición sobre Miguel Ángel reúne 30 obras originales del genio florentino, más 45 piezas de artistas influidos por su arte y, entre otras propuestas, los asistentes pueden apreciar algunos de sus clásicos como el «David-Apolo» y el «Cristo Portacroce», además de ver videos de sus pinturas en la bóveda de la Capilla Sixtina.

«Me encanta la historia de cuando Miguel Ángel le puso ombligo a Adán, no lo tenía porque no había nacido de mujer, pero él se lo puso», explicó en voz baja a su madre el visitante Alfonso Puentes, en uno de los numerosos momentos íntimos de los asistentes a los salones del Museo del Palacio de Bellas Artes.

Personas con libretas o con grabadoras reunieron toda la información posible sobre los artistas y aunque cumplieron la exigencia de no tomar fotos, las más interesadas se llevaron a casa libros con resúmenes de las muestras y la trayectoria de los dos artistas, puestos a la venta en el recinto.

«Leonardo da Vinci y la idea de la belleza» fue la propuesta en la sala aledaña a la primera exposición y en ella los asistentes suspiraron con 11 obras originales del creador y cuatro de su círculo, entre ellas «El Códice de vuelo de las aves» y «El retrato de la joven».

«Después de salir de allá dentro, uno no es el mismo», dijo a Efe Paco Vera, un trabajador de la construcción que se apareció a las seis de la mañana en la fila para entrar al Palacio y una vez dentro permaneció casi dos horas en un estado de mutismo, concentrado en la belleza de las obras.

Teresa, identificada como académica, confesó haber recordado su visita a la Capilla Sixtina hace un tiempo y pasó parte de sus conocimientos a su hija de 11 años, una práctica que se repitió muchas veces en las últimas ocho semanas, pero más desde ayer cuando Conaculta y el Museo del Palacio de Bellas Artes echaron a andar su «maratón».

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