México, (EFE).- Las elecciones presidenciales de hoy en México constituyen un dilema entre la continuidad del modelo de desarrollo actual o un giro hacia la izquierda en un país donde las instituciones impiden grandes transformaciones.
La octava cita electoral en América Latina desde fines de noviembre representará para algunos analistas una decisión crucial que tendrá consecuencias importantes en la región, mientras que para otros son unos comicios más en un país con cierta aversión a las transformaciones profundas.
Para la directora general del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi), Aurora Adame, los márgenes de maniobra que va a tener el próximo presidente están muy limitados porque México tiene instituciones muy sólidas.
En entrevista a Efe, la experta señaló que el próximo mandatario del país se enfrentará con un Congreso dividido y plural.
Un obstáculo será el de tener ante sí un presupuesto cerrado con el cual el próximo mandatario va a tener muy pocas oportunidades para hacer cambios radicales.
Según la analista, el singular presidencialismo mexicano está más acotado porque existen instituciones autónomas como el Banco de México (central) y el Instituto Federal Electoral (IFE), que constituyen candados para cualquier presidente del partido que sea.
Adame consideró que bien gane el candidato izquierdista Andrés Manuel López Obrador, con una leve ventaja en las encuestas publicadas hasta el pasado 23 de junio, o el conservador Felipe Calderón, no cambiará sustancialmente el mapa político en las región.
Insistió además en que hay más miedo a lo que pueda hacer López Obrador que lo que realmente pueda hacer y subrayó que, a lo sumo, su gobierno sería de centroizquierda, sin llegar a ser muy radical.
Sobre las dos opciones en política exterior, la analista considera que el candidato del oficialista Partido de Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón, tiene el mejor programa en tanto López Obrador le da muy poca importancia al tema.
En este sentido, consideró que Calderón tendría una política más activa y trataría de resarcir en términos generales las relaciones con todo el continente, sería moderado y un gobierno más sensato.
Excluyó que López Obrador se acerque a los gobiernos izquierdistas de Venezuela o Cuba porque está muy consciente de que una vinculación de este tipo ahora podría resultar no muy provechosa, dijo Adame.
Por el contrario, Javier Urbano, experto en política internacional de la Universidad Iberoamericana (UIA), manifestó que México sigue siendo fundamental en el plano internacional de América Latina, por lo que la decisión sobre quién gobierne el país será crucial para la región.
Este profesor e investigador de la UIA dijo a Efe que el próximo presidente de México deberá replantear la política internacional y recuperar el prestigio del país y su papel de interlocutor.
El analista subrayó que durante el Gobierno de Vicente Fox, México perdió relaciones con países como Venezuela y Cuba porque se centró en su relación con EEUU y fue un factor de pugna en la región.
Urbano recordó también los conflictos de México con Chile por la presidencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) y con Argentina durante la ultima Cumbre de las Américas.
Privilegiar exclusivamente la relación de México con EEUU rompió la comunicación con Centroamérica y el consenso en el Mercosur rompió el diálogo con Sudamérica, apuntó.
México debe tratar de conciliar posiciones por lo que el próximo mandatario deberá recuperar principios diplomáticos como el respeto de la autodeterminación, evitar convertirse en un crítico de otros países, y dejar de hacer el trabajo sucio de EEUU, argumentó Urbano.
Si gana las elecciones López Obrador se ampliarían canales de comunicación con Centroamérica y con Sudamérica se conciliarían visiones y discursos con países como Argentina Venezuela y Brasil, aseveró.
No obstante, precisó que estos cambios se lograrían en el mediano o largo plazo.
Por el contrario, si Calderón se impone, Urbano cree que las relaciones con Cuba y Venezuela seguirán mal aunque mejorarían con Argentina.
Desde noviembre pasado en América Latina se eligieron dos mandatarios de derecha (Honduras y Colombia), dos de izquierda (Chile y Bolivia), y dos socialdemócratas de centroizquierda (Perú y Costa Rica).
Quedan por definirse este año los presidentes de Brasil, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. EFE