MÉXICO
La economía es la primera prueba para el nuevo gobierno

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Ha sido una espera larga y en ocasiones llena de ansiedad para Felipe Calderón, quien finalmente se convirtió en el presidente electo de México este martes.

Pero el tecnócrata, de 44 años, entrenado en Harvard, sabe mejor que nadie que los últimos dos meses habrán parecido disfrutar de una margarita en una playa de Cancún, comparado con los retos que le aguardan en los próximos meses y años.

Para empezar, la disputada elección presidencial ha dejado a México profundamente dividido. El señor Calderón, quien proviene del mismo Partido de Acción Nacional (PAN) de centro-derecha del presidente Vicente Fox, el jefe de Estado saliente, ganó por unos pocos 234,000 votos en un país con una población de más de 100 millones. Además, ganó solo en uno de los estados del Sur de México, que son más pobres que los del Norte. Las tácticas recientes de Andrés Manuel López Obrador, el carismático candidato de izquierda que llegó en un cercano segundo lugar, también ha convertido la tarea del señor Calderón de ganarse a una población dividida mucho más difícil.

La insistencia del señor López Obrador en que las elecciones fueron manipuladas, ayudó a perpetuar esa idea, y un sondeo realizado el lunes publicado por el diario El Universal mostró que el 39% del país cree que hubo fraude.

Sobre la economía, también el señor Calderón enfrenta problemas potencialmente enormes. Mientras que el país se apresta a crecer en un respetable 4% este año y las finanzas públicas son las más sólidas en varias décadas, los destinos de México siguen estando atados a los de Estados Unidos, donde se ven señales crecientes de que el crecimiento pierde velocidad.

Además, el país está perdiendo competitividad rápidamente. Mientras que otros países manufactureros como India y China ganaron en conjunto 22 lugares en el World Competitiveness Yearbook, un estudio de 61 países compilado por el Instituto para la Administración y el Desarrollo (IMD, por sus siglas en inglés), radicado en Suiza, México perdió tres puestos.

Muchos economistas atribuyen buena parte de ese descenso al no haber podido resolver varios problemas estructurales bien conocidos, incluyendo la ausencia de reformas en los sectores laboral, fiscal y energético, que le permitan a PEMEX, el monopolio petrolero estatal, asociarse con compañías privadas que tienen la experiencia para perforar en aguas profundas, donde yace sin explotar la mayor parte de las reservas de México.

Pero Luis Rubio, el presidente de CIDAC, un centro de estudios basado en México, dice que el señor Calderón también tiene que desarraigar capas de burocracia y reglas ineficaces que recargan los costos de operación del Estado, afectan la competencia y al final protegen grupos de intereses como monopolios privados y sindicatos inflados.

 “En teoría, es fácil resolver estos problemas, pero en la práctica requiere enorme capacidad potencial para formar las alianzas políticas necesarias”, dice.

¿Qué propone entonces el señor Calderón? Ernesto Cordero, uno de sus economistas claves durante la campaña, dice que las prioridades en el gobierno serán generar empleos y extender los programas sociales del señor Fox, para abordar la inmensa pobreza que plaga a México.

El señor Calderón también intenta avanzar en temas estructurales. Entre otras cosas, ha propuesto introducir un impuesto plano y darle a PEMEX la flexibilidad  necesaria para entrar en negocios de riesgo compartido con compañías petroleras privadas.

Sin embargo, los analistas dicen que tendrá que mostrar una habilidad superior al señor Fox para formar las alianzas necesarias en el Congreso.

Por el momento, las cosas se ven potencialmente promisorias. El PAN del señor Calderón ganó 206 de los 500 asientos en la cámara baja del Congreso, mientras que el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México durante 71 años, hasta 2000, obtuvo 104. El PRD del señor López Obrador ganó 126. La suma de asientos del PAN y el PRI es más de la mayoría simple necesaria para la mayor parte de las reformas y no dista de la mayoría de dos tercios requerida para los cambios constitucionales necesarios, por ejemplo, para una reforma amplia en el sector de la energía.

Leo Zuckerman, un analista político en Ciudad de México, dice que si el señor Calderón tiene éxito en todo esto, será el primer paso en reducir la amenaza que significan el señor López Obrador y sus seguidores, quienes han prometido no reconocer su gobierno.

Sin embargo, admite que si el presidente electo no logra avanzar, la vida se le hará muy incómoda, en muy poco tiempo.

 “Calderón tiene que ser casi religioso en cuidar de la economía, para evitar que López Obrador gane legitimidad”, dice. “Si la economía se estanca, va a tener problemas muy, muy grandes”.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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