«Ninguna reforma puede ser creada o implementada con éxito sin la participación dispuesta del público y el gobierno mexicanos», dijo Castañeda en un artículo en el periódico Reforma en coautoría con Roberto Suro.  

De las 11,5 millones de personas indocumentadas en Estados Unidos, el 60% son mexicanos, precisaron los autores del artículo titulado ‘México pude arreglar el lío migratorio en Estados Unidos’.  

En opinión de Castañeda y Suro una reforma migratoria tendría que contar con tres elementos fundamentales. «Legalizar a la actual población de migrantes no autorizados, crear un sistema eficaz de impartición de justicia que impida la inmigración ilegal y recurrente y canalizar los flujos futuros a través de programas de migración temporal».  

Pero «ninguno de estos factores puede lograrse -mucho menos los tres a la vez- sin comprometer a México como un socio completo», indican.  

En caso de que se creen canales robustos para la migración mexicana, el gobierno de México podría empezar a cumplir «sus leyes contra los viajes sin documentos apropiados», sostienen los analistas. 

Algunos de los retos más grandes para el control de la inmigración en Estados Unidos vienen de la frontera sur de México. Más de 1,5 millones de centroamericanos viven en Estados Unidos y es una población que se incrementa en la medida en que crece la violencia y se estanca la economía en esos países, subrayan los autores.  

Castañeda y Suro dicen que el éxito de la legalización de tantas personas, para que salgan de la sombra, requerirá de la movilización de organizaciones civiles y comunitarias, pero también de la red de 50 consulados que tiene México en territorio estadounidense para asegurar que esa población cuente con la documentación legal que necesitará y con asesoría legal.  

El involucramiento de México deberá comenzar el 2 de mayo, cuando el presidente Barack Obama se reúna con Enrique Peña Nieto en la capital mexicana, apuntan.