El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, a la derecha y con máscaras protectoras para evitar el contagio del nuevo coronavirus, y la primera dama Beatriz Gutiérrez se alejan después de votar en la Ciudad de México, el domingo 6 de junio de 2021.
CIUDAD DE MÉXICO — Los mexicanos eligen el domingo a toda la cámara baja del Congreso, casi la mitad de los gobernadores del país y la mayoría de los alcaldes, en una votación que determinará si el partido Morena del presidente Andrés Manuel López Obrador obtiene la mayoría legislativa necesaria para continuar con su “Cuarta transformación” de México.
Desde comienzos de la jornada cientos de electores, protegidos con sus cubrebocas, se concentraron en las casillas de votación de la capital mexicana y una treintena de estados del país para sufragar en medio de las quejas de algunos votantes que denunciaron demoras en la apertura de los centros de votación.
Pasadas la 8 de la mañana, López Obrador arribó, acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, a su casilla, ubicada a un costado del Palacio Nacional en el centro de la Ciudad de México, para votar.
“¡Qué viva la democracia!”, exclamó el gobernante frente a la prensa luego de sufragar.
En el arranque del proceso el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, llamó a los actores políticos y sociales a respetar las reglas de juego democrático, los tiempos del cómputo y los resultados, y exhortó a los electores a ejercer libremente el voto.
“Tengan la seguridad de que hoy habrá rangos de votación emitidos puntualmente” de 15 de las 32 gobernaturas del país y la Cámara de Diputados, dijo Córdova en un comunicado, y precisó que los rangos se darán a las 11 de la noche a partir de los conteos rápidos que realizarán las autoridades electorales.
Los detractores del mandatario han descrito los comicios como una oportunidad de impedir que el aún popular López Obrador concentre más poder y debilite el sistema de equilibrios y garantías. El presidente dice que la oposición está dominada por conservadores que se oponen a su campaña contra la corrupción y el gasto innecesario.
López Obrador se ha quejado de que cortes y agencias reguladoras independientes han bloqueado algunas de sus medidas más duras para dar poder a empresas estatales. Sus rivales temen que si obtiene una mayoría, pueda intentar subyugar a los tribunales y agencias reguladoras creadas durante las décadas de transición mexicana hacia una democracia plena.
Quince de las 32 gubernaturas del país se deciden el domingo, así como los 500 escaños de la Cámara de Diputados. Casi 20.000 puestos locales, como alcaldías y concejalías, se dirimen en 30 estados, las carreras electorales que a menudo han registrado más incidentes violentos. Unas tres docenas de candidatos locales han sido asesinados.
Las bandas criminales han intentado influir en las elecciones, según los expertos, aunque el gobierno atribuye la mayoría de los asesinatos a otras cuestiones y dice que no estaban necesariamente relacionados con la votación.
La autoridad electoral del país afirmó que estas serán unas de las elecciones más vigiladas de la historia, con más de 19.000 observadores registrados, y la violencia en los centros de votación es relativamente rara.
López Obrador ha subido el salario mínimo y reforzado los programas de ayuda gubernamental como pagos adicionales a los ancianos, estudiantes y programas de formación para jóvenes. También creó una Guardia Nacional casi militar y dio un importante papel al ejército en sus proyectos estrella, que incluyen trenes, una refinería de petróleo y aeropuertos.
Pero no ha seguido una línea izquierdista tradicional. Pese a tensiones ocasionales, ha mantenido una relación cordial con Estados Unidos y ayudó a impedir que decenas de miles de migrantes centroamericanos llegaran a la frontera estadounidense. Detesta la deuda del gobierno y el despilfarro.
Sus oponentes le describen como intolerante a las críticas y obsesionado con una imagen nostálgica de México en la década de 1960, cuando el petróleo regía el mundo y las empresas estatales dominaban muchos sectores de la economía. Conservador en lo social y cristiano declarado “en el sentido más amplio”, ha enojado a las feministas con sus políticas, aunque ha complacido a muchos mexicanos por su estilo de vida austero.