GUADALAJARA, México (AFP).- La moribunda relación entre México y Cuba recibió este jueves un soplo de vida con el acuerdo de restituir a sus respectivos embajadores, anunciado por el canciller cubano Felipe Pérez Roque en Guadalajara.

«Los embajadores retornarán a sus puestos en las próximas semana y el canciller (mexicano Luis Ernesto) Derbez me ha mostrado su disposición a visitar La Habana en el marco de este esfuerzo para normalizar nuestras relaciones», señaló Pérez Roque.

Con esas palabras el canciller abrió «el camino a la normalización» de la relación bilateral, por primera vez desde que México determinó retirar a su embajadora en La Habana y exigió solicitar lo mismo al representante de Cuba en la capital mexicana.

Derbez y Pérez Roque sostuvieron un encuentro la mañana de este jueves en Guadalajara, un día antes de la Cumbre eurolatinoamericana y tras la peor crisis entre ambos países en más de 100 años de relaciones diplomáticas.

El canciller Derbez, en otra conferencia previa, se había limitado a confiar en que esas relaciones se reestablecerían y que estaba dispuesto a viajar a La Habana.

«Sí preveo que haya una solución y esta solución nos tendrá que conducir paulatinamente a la normalización de nuestra relación», declaró Derbez.

En su parco discurso, Derbez calificó sólo como «positivo» el encuentro del que no quiso revelar el contenido. Se limitó a repetir su disposición de hacer que las relaciones diplomáticas vuelvan al estado que guardaban antes del 2 de mayo.

Ese día México redujo la relación bilateral a nivel de encargados de negocios. Argumentó que funcionarios cubanos habían desarrollado actividades «injerencistas» en la capital mexicana, y que el gobierno de La Habana no respetó los canales diplomáticos al deportar sin avisarle con suficiente autoridad a un empresario mexicano involucrado en un sonado escándalo de corrupción.

La cancillería mexicana reaccionó igualmente al discurso del 1 de mayo de Fidel Castro, en el que dijo que el Río Bravo (línea divisoria natural entre México y Estados Unidos) dejó de ser la frontera norte de este país.

En el escándalo de corrupción mexicano se han visto involucrados funcionarios del gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, principal precandidato, no oficial, de la izquierda mexicana, y la deportación del empresario fue percibido en México como una muestra de apoyo del presidente Fidel Castro.

El encuentro de este jueves estuvo precedido por una fuerte carta que envió el presidente Fidel Castro al pueblo mexicano para «pedir excusas» por no acudir a una Cumbre «carente de contenido» en la que la Unión Europea «no se compromete absolutamente en nada».

«Tal vez en el banquete ceremonial inicial, con oradores muy seleccionados de antemano, entre exquisiteces culinarias, champán y vino que nada tienen que ver con los miles de millones de personas que en el mundo sufren hambre y miseria, se pueda escuchar el eco de las voces de algún verdadero disidente», señaló Castro.

Con esa carta difundida la víspera en esta ciudad, ubicada a 550 km al oeste de la Ciudad de México, fueron coronadas las acusaciones de Pérez Roque contra el cónclave al que, aseguró, Latinoamérica no es prioritaria para la Unión Europea

«Ni soñar siquiera que en esa conferencia la UE acepte la denuncia de los asesinatos, maltratos y humillaciones que se cometen con el incontable número de mexicanos y latinoamericanos en general que tratan de escapar del subdesarrollo y la miseria impuestos por el orden económico internacional», arremetió el ministro de Relaciones Exteriores cubano.

La última vez que Castro pisó territorio mexicano fue en 2002, y tuvo que salir, de acuerdo con las contundentes pruebas que presentó (el audio de una llamada teléfonica), porque el presidente Vicente Fox le pidió que comiera y se retirara de la cumbre para evitar que coincidiera con el mandatario estadounidense, George W. Bush.

Desde entonces la relación se había mantenido tirante, pero nunca había caído a un nivel como el iniciado el 2 de mayo.