La semana pasada fui invitado por un amigo a pasar unos días en México. Hermoso país de gente buena y bondadosa, pero sometido a una crueldad sin límites por el narcotráfico. El mismo día que llegué a México, Felipe Calderón, su presidente, declaró con gran orgullo que será recordado por haber sido el Presidente que abrió con éxitos la lucha contra del narco. Algunos expertos y analistas en la materia, no están de acuerdo con esa aseveración.
El conocido escritor Ricardo Ravelo, en su libro El narco en México; historia e historias de una guerra, describe que al Calderón arribar al poder en diciembre del 2006, en medio de un escenario ensombrecido por el cuestionamiento de legalidad de las elecciones presidenciales, optó por combatir el narco como una manera de legitimar su presidencia. Sin embargo, ni la policía con la ayuda del ejército y la marina han podido derrocar al crimen organizado. Por el contrario, afirma Ravelo, el narco en México no sólo se ha fortalecido junto con la complicidades políticas, sino que cada vez es más evidente que los dominios del narcotráfico con origen en México, se extienden por toda América Latina, Estados Unidos y, lo que es peor, hace rato que están en territorios del viejo continente.
El libro de Ravelo revela que, el crecimiento de los carteles es sin duda descomunal. Prueba de ello es que en España, Italia y Reino Unido ya operan los narcos mexicanos moviendo las drogas a través de puertos y aeropuertos locales, donde cuentan con amplias complicidades de la policía y de altos funcionarios del gobierno. Incluso, envían desde México a esos países sus cargamentos en buques mercantes y en aviones comerciales. Los narcos mejicanos se han convertido en exportadores de ingobernabilidad y violencia.
El libro describe algunos casos dramáticos. El empresario de Tamaulipas Alejo Garza Tamez, a quien Los Zetas le exigieron la entrega de su Rancho, y para realizar la operación llegaron armados, no sólo de hombres violentos, sino también con un notario público para dar fe de la cesión de la propiedad. Garza los esperó armado, ya que era un experto cazador de venados, los resistió, pero finalmente cayó abatido por las balas de los delincuentes.
Los secuestros también se han sofisticado. Ahora existen secuestradores que financian a la familia del secuestrado en caso que no tenga los recursos económicos disponibles para pagar el rescate. Obligan a los familiares y al secuestrado a firmar pagarés con interés y hasta con cargos por moras. Como complemento, existen entidades financieras paralelas que descuentas esas notas para darle liquidez a los poseedores de esos instrumentos financieros.
Ravelo describe la proliferación del lavado de dinero que prácticamente no se investiga y mucho menos se castiga. Inversiones millonarias se hacen a lo largo y ancho de la nación en todo tipo de empresas. Por último, el ejerció del periodismo en el país es cada vez más arriesgado debido a la impunidad con que operan estas organizaciones criminales. Los reporteros que se dedican al tema del narcotráfico y de la delincuencia organizada corren el riego de sucumbir mediante acciones, que por lo general, se ejecutan en cohabitación delictiva con el poder político. Ahora, a la vuelta de la esquina están las elecciones presidenciales y realmente no se sabe quién va a ganar, pues aunque el PRI va delante en las encuestas, ha surgido con mucha fuerza el movimiento de los indignados, que también le llaman los enojados, ignorados, que hartos de la democracia devaluada se han tirado a la calle del medio para protestar contra la corrupción, los partidos y la manipulación de la prensa. Entre los aspectos de la corrupción sobresale el narco; ahora, lo difícil de predecir es ¿cuál es el candidato del narco?