Mi auto-imagen positiva

Mi auto-imagen positiva

Qué feliz me siento!… ¡Hoy me puedo comer el mundo!… ¡Estoy predispuesto a triunfar!” –expresa abiertamente Píndaro a los cuatro vientos.


Mientras su alter ego así se comporta, Herminio no hace más que verlo eufórico y siente la necesidad de recordarle una máxima que debe ser aplicada a sus valiosas expresiones… “Céntrate en que esa alegría que te lleva a lograr tus triunfos estén encaminadas a perseguir una sólida comunicación con los que te rodean… Ahí estriba lo que pudieras llamar éxito y reafirmación de tu auto-imagen”… “¡Gracias, Herminio- exclama Píndaro-… Es cierto, porque si fracaso en lo que me propongo es porque me veo a mí mismo en forma negativa, inseguro, de pocas cualidades, poco valioso y mediocre… Es más –asegura-, desde el más allá nos están viendo el padre Raúl Pérez y Arturo Sánchez, quienes lucharon por llevar a cientos de jóvenes por un mejor sendero hacia reforzar su auto-estima y así crecer más seguros de sí mismos… Recuerdo muy bien cuando ellos sustentaban su creencia de que, una vez me dejo caer y permito que se proyecte en el otro mi estado de ánimo así influenciado, permito que nazcan una serie de barreras en mi comunicación, lo que minimiza mis resultados positivos” –sentencia Píndaro-.

Herminio no se cansa de escuchar a Píndaro y enfrentar con entereza una dura realidad en nuestros ambientes hoy día… Nos hace falta una auto-imagen positiva, y eso solo se logra cuando te das el permiso para fomentar y desarrollar una actitud creadora y transformante… “Debemos aprovechar –dice Herminio-, el reafirmar en nosotros que una auto-imagen positiva es la base del nuestro éxito… Tenemos que tener la plena seguridad de que lo que los demás han hecho que yo refleje los rasgos positivos que podemos aprovechar… En nuestros ambientes, sentimos lo que los demás han hecho en mí a lo largo de mi vida, para que yo pueda sentir y pensar así como lo hago” –expresa Herminio, mientras baja su cabeza y centra sus ideas en los múltiples ambientes en que se mueve cada día-.

“Muchas veces me pregunto –dice Píndaro-… quién soy… Si me quieren como me gustaría que lo hicieran… Si estoy solo o cuento con alguien… Si soy valioso con el resultado de mis acciones… Si sirvo para algo… Y, lo que es más importante: ¿Puedo confiar en alguien de mi entorno?… Desde mi niñez –agrega Píndaro-, me inculcaron percibir y vivir con las respuestas que recibí y, luego, mientras fui creciendo las personas con las que me he relacionado me han estado influenciando, pero en menor grado…” –concluye Píndaro-… “Lo que no debes olvidar nunca –dice ahora Herminio-, es que eso que te fue formando en tu crecimiento tiene un nombre, y es ‘actitudes fundamentales’… ¿Por qué se les llama así –se cuestiona a sí mismo Herminio-, porque a través de ellas aprendí a que podía contar con aquellos que me rodean, por lo que no he estado solo… Que ha sido muy valioso que eso me haya pasado… Que era digno, y lo sigo siendo, de ser amado… Y, lo más importante, ¡que puedo confiar en mí!”… Es entonces cuando Píndaro mete la cuchara de nuevo y exclama: “No hay vuelta floja para esa tuerca… ¡Así formaste tu auto-imagen positiva!”.

Una auto-imagen positiva es la base del nuestro éxito…

Desde niño me inculcaron percibir y vivir con las respuestas recibidas

Lo que te forma en tu crecimiento son las ‘actitudes fundamentales’