MI OPINION DEPORTIVA
Samuel Sosa

MI OPINION DEPORTIVA <BR>Samuel Sosa

POR LUIS SCHEKER ORTIZ
Tengo la sensación, casi la certeza, de que hay demasiadas personas predispuestas con Sammy Sosa. Demasiados fanáticos, cronistas y editores deportivos que conscientes o inconscientemente quieren cargárselo. Aquí y allá. Confieso que no es Sammy Sosa mi personaje favorito. Admiro su capacidad para readaptarse socialmente, y sobre todo sus fantásticos números sin asteriscos.

Creo que casi todo el mundo puede estar de acuerdo fácilmente en esos dos puntos. Pero hay algo de él que me irrita y no me permite asumirlo plenamente como me gustaría. algo que tiene que ver con su celebridad: Sus cumpleaños, sus vehículos, sus residencias, sus regalos a su amante esposa, su cortejo con la Casa Blanca. Todo demasiado ostentoso, demasiado derrochador y provocativo para mi gusto.

Quizás no sea la culpa toda de él sino de sus manejadores publicitarios. Pero nada de eso justifica las críticas y los comentarios demasiados ácidos, injustos y hasta abusivos que a menudo recibe. Como los que a veces se vierten contra Alex Rodríguez o Pedro Martínez.

Alguien me dirá que ese es el precio que tienen que pagar los que ganan sumas super millonarias, pero no estoy conforme con esa explicación. No creo que eso tenga nada que ver con la objetividad, la equidad y la justicia. Con el spormanship. Y si hay algo que me irrita más que todo es precisamente la falta de generosidad y la injusticia. Quizás la deslealtad y la doblez o hipocresía me irriten más.

Viene al canto este desahogo a propósito de un enorme titular aparecido en la edición del sábado 30 de abril del año en curso del periódico Hoy, sobre un trabajo calzado con la firma del enjundioso analista deportivo Dionisio Soldevila (hijo) El trabajo es titulado «Bates Apagados» y en el figuran dos fotos, una en la parte superior, discreta, de Ken Griffey Jr. que no ha podido conectar de jonron en 73 turnos oficiales y otra gigante, enorme de Sammy Sosa, vistiendo los colores de los Orioles de Baltimore, su nuevo equipo, en la parte inferior, precisamente debajo del subtítulo: Súbitamente los sluggers pierden su fuerza jonronera en la Gl.

No sabemos porque nuestro Sammy es destacado así de esa manera ni tampoco porque aparece en el recuadro donde se enlistan los sluggers con bates apagados. La doble mención sin pensar en las intenciones, es injusta y subjetiva.

Lo mismo que la inclusión de Barry Bond, que no ha agotado su primer turno al bate.

Luego no puede lucir apagado lo que nunca se ha encendido. ¿Por qué aparece? Pero lo de Sammy es un caso que merece un comentario aparte.

Es sencillamente inexplicable en un analista de la talla de Soldevila que ofrece en su propio trabajo datos reveladores de por qué Sosa no puede estar incluido en ese listado. Veamos.

Sosa tiene, al momento de la publicación, 88 turnos consumidos y había conectado 4 cuadrangulares. Es decir, el único de todos ellos que ha volado la cerca cuatro veces.

Significa que con apenas dos turnos más que Gary Sheffeld, con quien debió cerrarse la lista, Sosa ha conectado el doble de cuadrangulares de lo que éste último había conectado.

Pero también el doble de cuadrangulares de todos lo que figuran antes que él con más de 68 turnos, lo que significa que, aventajándolo apenas con 20 o menos turnos al bate, ha disparado el doble de cuadrangulares que todos sus demás compañeros de infortunio.

Un dato que acota el cronista, para ser más patética la comparación, es que el actual ritmo de cuadrangulares que lleva Sosa es igual al que ha mantenido durante las últimas tres temporadas, debido a su comienzo lento que empieza a calentarse en los meses de calor.

Otro tanto para no merecer estar en la lista de apagados, es cuando se comprueba y resulta que promedia más de 285 de average y ha estado merodeando los 300 puntos para constituirse con Miguel Tejada uno de duetos más respetables solo detrás de Manny y de David Ortiz, dos de los grandes marginados por los hacedores de imagen del béisbol de Grandes Ligas.

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