Mi solidaridad con Claudio y Fabiola

Mi solidaridad con Claudio y Fabiola

El periódico Hoy del 4 de abril trae esta noticia: Claudio Caamaño y su esposa Fabiola, a quienes la criminalidad desenfrenada les arrebató su hijo mayor, denuncian, no solo que los asesinos de su hijo tienen aterrorizados a testigos del crimen y a la comunidad de Pizarrete, sino que la misma propiedad donde vive la familia ha sido pasto de ataques de la criminalidad, incluyendo el envenenamiento de los cuatro perros guardianes.

A ello se le suma, de acuerdo a la denuncia de la familia, “la dejadez del Ministerio Público de Baní al no ejecutar una orden de arresto de un sargento de la Policía  al que vinculan al crimen”.

Claudio y Fabiola deben contar con la solidaridad de amigos y compañeros de lucha. En ese plano, todas y todos los que hemos puesto nuestro “grano de arena” en la larga lucha del pueblo dominicano por quebrar el sistema injusto que lo ha oprimido y por desplazar del poder a sus responsables y beneficiarios, somos una misma familia-generación, por encima de las diferencias que hayamos tenido y podamos tener.

Las autoridades y los gobernantes deben saber que, en ese plano, todos y todas somos una misma familia, y que, educados en la solidaridad y la lucha, damos un paso al frente cuando el sistema que oprime a nuestro pueblo se posa sobre una familia o persona que ha sido parte, junto con decenas de miles más, de la historia de lucha de nuestro pueblo.

la solidaridad es consustancial con nuestra concepción de la vida y la lucha.

Quienes conocemos a Claudio y con él hemos compartido parte de la larga historia de lucha de nuestro pueblo, sabemos que tiene todo el valor y la entereza para enfrentarse a este y a todos los desmanes que las cúpulas políticas, sociales y delincuenciales practican contra la sociedad.

O sea, Claudio no es uno de los millones de seres indefensos de nuestra sociedad. Sabe asumir sus responsabilidades ciudadanas y no lo arredran los obstáculos. Pero es fundamental que nos eduquemos en esa solidaridad entre amigos o compañeros de lucha, lo que nos diferencia y nos hace parte de una misma familia, ya que ello es parte del ejemplo que tenemos que legarle a las generaciones que nos suceden.  

Cuando la criminalidad le arrebató a su hijo mayor, expresé a través de esta columna mi gran pesar, como padre que soy y como uno de los tantos combatientes, que al igual que Claudio, ha parido esta tierra. Ahora, nueva vez, Claudio y Fabiola requieren la misma solidaridad.

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