Es probable que no lo haya oído mencionar con anterioridad en ningún programa o medio local, pero el nombre de Paola Santana, una joven dominicana radicada en California, ya ha recorrido las líneas de medios internacionales como el “Huffington Post” o “Forbes”. ¿La razón? Esta abogada visionaria y sus compañeros de Matternet proponen la creación de una red que, en concepto, emula al internet, pero que es utilizada para transporte de bienes tangibles valiéndose de una de las invenciones más controversiales de los últimos tiempos: los drones o vehículos aéreos no tripulados (Unmanned Aircraft Vehicles, en inglés).
¿Qué es Matternet? Fundada en 2011 en Palo Alto, California, Matternet es el sueño hecho realidad de Santana y el griego Andreas Raptopolous, fundadores de esta “startup” o empresa emergente, que nació en el seno de Singularity University en la NASA. El reto que se les puso enfrente fue “desarrollar una idea que utilizara una tecnología exponencial que impactara un millón de personas en menos de diez años”, tal como declara Paola en una entrevista para el diario institucional de la PUCMM, su alma máter.
Después de graduarse con honores en Derecho en el 2009 y partir hacia Washington University con una beca Fullbright, Santana obtuvo una nueva beca para formar parte del grupo de 80 afortunados que integraría este programa de Singularity University.
El equipo ya lanzó su primer producto en días recientes, el dron Matter ONE, y ha capturado la atención de inversionistas y empresas como SwissCargo, Amazon y Google, en un momento en que se debaten nuevos e innovadores usos para esta tecnología.
Una de las actividades clave de Paola en Matternet es utilizar sus conocimientos y habilidades en materia legal (pulido, sin duda, en su paso por el Tribunal Constitucional de República Dominicana, el Banco Mundial o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OECD, en inglés) para favorecer la creación de un marco jurídico que permita la implementación de esta red de drones, muy especialmente en Estados Unidos, donde las leyes existentes aun no facilitan ni promueven la utilización de esta tecnología dentro de los términos revolucionarios que ambiciona Matternet, y que pronostican es el futuro: el nuevo paradigma del sistema de transporte global.
Cambiando la imagen de los drones para siempre. Pero el uso de los drones genera debates: opiniones en contra y a favor de esta tecnología que fue concebida en su génesis como un instrumento bélico, con un potencial extraordinario de destrucción, para el envío de bombas y armas biológicas.
Santana y su equipo están cambiado esta percepción y han expuesto en numerosas ocasiones para revistas, diarios o en las populares conferencias TED (o TED Talks) los beneficios que la implementación de esta red de drones aportaría a la humanidad. Ello significaría una revolución en el sistema de transporte tal como lo conocemos, aunque todavía se encuentra en una fase temprana.
Por otro lado, los drones no son la única tecnología creada, en principio, para la guerra: el internet, por ejemplo, también lo fue.
En abril del año pasado, Santana explicaba en una de estas conferencias que Matternet haría posible para las comunidades superar “costosas e ineficientes infraestructuras viales” tanto en países subdesarrollados (sin acceso a bienes y servicios por la inexistencia de vías o las malas condiciones de éstas) como en países desarrollados (con mega ciudades en las que las congestiones de tránsito suponen una pérdida considerable de tiempo y combustible): “Creamos un mejor acceso a los bienes a través de una red de distribución de bajo costo… Mover dos kilogramos a lo largo de veinte kilómetros costaría sólo 24 centavos de dólar”, afirmaba la joven. El equipo estima que el costo de construir este sistema en Maseru, capital de Lesotho, al sur de África, es de novecientos mil dólares, por debajo de lo que supondría construir una carretera de un millón de dólares.
El dron de Matternet puede mover un cargamento de un kilogramo en un recorrido de veinte kilómetros, a cuatrocientos pies de altura. Es un vehículo autónomo que funciona con baterías recargables, que podrá cambiar en las estaciones de aterrizaje que forman parte de la red, y que es controlado a través de un software inteligente y sensores GPS que rastrearían el dron y su contenido en todo momento.
El equipo ya ha hecho pruebas en diferentes países como Bután o Papúa Nueva Guinea, donde el dron de Matternet dio nuevas esperanzas a los miembros de Médicos Sin Fronteras, con la posibilidad de utilizarlo para transportar medicinas y muestras de laboratorio sobre los cielos de estas zonas rurales, a veces inaccesibles, y olvidadas. Es por ello que el dron de Matternet se ha ganado el sobrenombre de “el dron solidario”, pero las posibilidades son ilimitadas: estos drones pueden ser usados para distribuir alimentos en caso de desastres naturales, y ya se ha hablado de su posible futuro debut como reemplazo del sistema de correos tradicional.
Por supuesto, Paola también trajo los drones de Matternet a sobrevolar el espacio aéreo de su tierra natal. En el 2013 Matternet fue parte de una jornada robótica en el el Parque Cibernético en el que participaron jóvenes estudiantes dominicanos. También visitaron Haití y enviaron medicinas y chocolates para los niños en sus pruebas.
ZOOM
Cambiar el mundo
“Political Junkie”
Paola Santana quería cambiar las reglas de un mundo que colapsa en un sistema corrupto e ineficiente, que no solo no ha zanjado las brechas entre ricos y pobres, sino que las ha expandido considerablemente. Pensó en el Derecho y la Política como las herramientas que utilizaría para empoderar a la gente a alcanzar una mejor calidad de vida, pero en el camino descubrió que la tecnología sería la forma con la que tendría la oportunidad de impactar el mundo. En su blog personal “Diary of a Political Junkie” o “Diario de una aficionada a la política”, escribe: “Cualquier sistema que creemos debe siempre estar orientado a llenar las necesidades de la gente, de toda la gente, no solo del veinte por ciento de la población mundial.
Porque un sistema construido solo por y para unos cuantos muestra una enorme falta de creatividad y responsabilidad y aquellos que no se sientan tomados en cuenta, representados y con la posibilidad de encajar en ese sistema, tienen el deber de crear uno nuevo que es mejor para ellos”. En una ocasión Santana comentaba que las personas de estas comunidades aisladas como las que el equipo de Matternet había visitado estaban “prácticamente condenadas a vivir en un ciclo de pobreza” y que Matternet podría cambiar esa realidad.
“Quiero trabajar con gente -continúa Santana en su blog- que es consciente de que sus sueños son más grandes que sus capacidades mentales y personales, pero que no tienen miedo porque también saben que podemos contar los unos con los otros”. Las palabras finales de este post en Blogger del 2011, cuando Matternet apenas empezaba a convertirse en un proyecto viable, son las siguientes: “Cuando pienso que realmente podemos dar un salto tecnológico en los sistemas de transporte de países subdesarrollados usando Matternet, ¡me quedo perpleja! Les digo, si podemos hacer eso, podemos hacer lo que sea”. El texto lleva por título una pregunta que puede dejarle pensativo unos instantes buscando la respuesta: “Mi sueño es empoderar a la gente… ¿cuál es el tuyo?”.