Mi Vida y Nuestra Historia Contemporánea (Fragmentos)

Mi Vida y Nuestra Historia Contemporánea (Fragmentos)

IV
En la Guerra de Abril de 1965.
Mis actividades antigolpistas en el exterior 1963-1965. El 25 septiembre de 1963 se produjo el golpe de Estado contra el gobierno democrático de Juan Bosch. Por lo cual consideré mi deber viajar a Santo Domingo para protestar contra ese hecho deleznable. Allí participé en manifestaciones contra el Triunvirato, en la UASD y en la calle del Conde, siendo detenido en dos ocasiones, una de ellas por dos días: Tuve oportunidad de reprochar personalmente por su conducta a tres triunviros bien conocidos por mí: Ramón Cáceres, Ramón Tapia Espinal y Donald Reid Cabral, este último siendo aún canciller. De manera que no fue sorpresa que llegara mi cancelación poco después. Me mantuve en contacto con las organizaciones opositoras, e incluso con algunos que participaron en el levantamiento de noviembre de ese año, que fueron a parar como exiliados a París.
A partir de entonces, solo tuve tiempo para completar mis estudios de Psicología; así como los correspondientes a la Residencia en Psiquiatría en la Clínica de Psiquiatría y Neurología de la Universidad de Bonn. Pero aun tuve que lidiar con la salud deteriorada de mi esposa Ana Cecilia, a quien se le desarrolló un proceso de esclerosis múltiple, que le habría de causar su muerte prematura.
Salí el 17 de abril del 1965 hacia Santo Domingo, desde el puerto belga de Amberes, para una travesía de 10 días, que haría escala en San Juan de Puerto Rico. Al llegar a San Juan, luego de enterarme de la situación imperante en Santo Domingo, visité la casa en que se hospedaba el exiliado Presidente Juan Bosch, a quien le presenté mis respetos, seguiría de viaje hacia el país. Con él estaba su sobrina y mi excondiscípula del Colegio Santa Teresita Milagros Ortiz Bosch, quien me presentó al coronel Rafael Fernández Domínguez, iniciador del Movimiento Militar Constitucionalista, quien estaba desesperado por entrar al país, pero los militares golpistas ni los norteamericanos se lo permitían. Le dije que el barco en que iba hacía Santo Domingo estaba a la espera de que le permitiesen ingresar. Y que yo podría intentar introducirlo en el barco. Para ese le facilité un pasaporte en blanco que traje desde Alemania en previsión de una situación que pudiera generarse.
A la hora de embarcar, Rafael Fernández Domínguez se presentó y yo lo introduje en uno de mis dos camarotes. Cuando todo parecía que el plan marchaba bien, poco antes de zarpar, el Capitán del navío me hizo llamar a su puesto de mando para informarme que había sido detectada una persona que no era pasajera en una de mis habitaciones, por lo que debía hacerla salir porque si no le pediría a la Guardia Costera que lo hiciera; por lo que me ví obligado a comunicárselo a Rafael, quien salió del barco muy frustrado.
Entre tanto, la intervención militar norteamericana comenzó a dejarse sentir, ocupando el aeropuerto y las vías de acceso al mismo, con lo cual este se abrió y los vuelos se reanudaron el 2 de mayo, Yo lo tomé, dejando a Ana Cecilia, su madre, Abigail y a la niña hospedadas en casa de mi hermana Magda, que vivía en Puerto Rico.
Al llegar al aeropuerto de Cabo Caucedo, presenté mi pasaporte diplomático. Allí los agentes de Migración llamaron por teléfono a la Cancillería, allí estaba cerrada por ser hora de almuerzo, por lo que optaron por dejarme entrar, tomé un taxi y llegué hasta mi casa previo el registro de mi equipaje al pasar a la zona constitucionalista, adonde estaba mí casa familiar.
Mi Incorporación a la Lucha. A mi regreso me incorporé rápidamente a la lucha. Mi trabajo inicial fue en la Cancillería Constitucionalista y como participante del equipo que asesoró al presidente Caamaño y al canciller de la Revolución constitucionalista que fue Jottin Cury.
Luego estuve a cargo de los editoriales del diario La Nación y de Radio Santo Domingo…, También estuve asimismo a cargo de la organización del evento de la tumba del Combatiente Desconocido, en el Cementerio de la Avenida Independencia; donde pronuncié el Panegírico y participé muy estrechamente en la redacción del proyecto de Acto Constitucional que sustituyó al acta notarial que fungió de marco institucional al régimen de facto seguido tras el golpe de estado.

La escena internacional. Cuando se produjo la reunión en la Embajada norteamericana con los constitucionalistas, lo que hizo su embajador fue invitar a los revolucionarios a entregarse pura y simplemente, y de ahí vino la reacción de Caamaño y su grupo, de resistir en la cabeza del Puente Duarte. Dicha actitud del embajador contribuyó a la agudización de ese conflicto, por la arrogancia y la total distorsión del papel de un representante diplomático.
Los gobiernos cubanos y de México fueron muy firmes su oposición contra la intervención norteamericana. la Unión Soviética, otros países socialistas se manifestaron y otros estados de los llamados No Alineados, los que demandaron que se terminara la intervención norteamericana. La conversión de esta, en una “Fuerza Interamericana de Paz” redujo un tanto la violencia, aun cuando para debilitar la posición de los constitucionalistas hubo varias incursiones mortíferas que produjeron situaciones altamente difíciles.
Francia, participó públicamente de manera muy crítica, y la prensa francesa fue crucial para difundir las atrocidades y los abusos de poder que se cometieron aquí. Los otros países latinoamericanos se manifestaron de forma contraria a la intervención aun cuando la mayor parte estaban sometidos a dictaduras militares. En otros casos, como la propia Venezuela que sin ser beligerante por la situación especial de insurgencia que había todavía en ese país, el propio embajador José Antonio Mayobre, representante de las Naciones Unidas, que era venezolano, tuvo un papel importante en las denuncias y en la limitación de los atropellos que realizaron las tropas de ocupación.
Gracias a la solidaridad internacional, los Estados Unidos se vieron obligados a reducir su incidencia y buscar una fórmula que sin ser ideal ni mucho menos para el país, como fue el gobierno provisional de García Godoy, que provenía de un miembro del gabinete del gobierno de Bosch, que de alguna manera fue visto como una situación intermedia. Claro que por razones obvias de la extraordinaria diferencia de potencia militar de 42 mil de sus hombres en el país, era poco menos que imposible resistir indefinidamente.
Así, las presiones internacionales impidieron que se produjera una masacre en el centro de la ciudad e hicieron que se llegara a una fórmula de avenimiento, un bajadero que permitió salir por lo menos con una victoria política, aunque no con la victoria militar.
Hubo intelectuales que vinieron, norteamericanos, venezolanos, colombianos y puertorriqueños quien luego le impidieron regresar como a otros intelectuales y connotados dirigentes políticos de otros países que no se permitieron, aun después del nuevo Gobierno Provisional, el siete de septiembre.

Los centros de reclusión y torturas. En el llamado “Gobierno de “Reconstrucción Nacional” se crearon centros de torturas. El más importante fue uno en Haras Nacionales, al que llamaban anteriormente Haras Radhamés. También funcionaban las cárceles a cargo de los cuerpos armados que estaban aquí, pero allí hubo un caso realmente extraordinario de genocidio.
La Revolución de Abril fue una importante experiencia de participación popular que de alguna manera cambió la óptica de cómo podía hacer la lucha armada por los cambios en América Latina. El aura guerrillera creada en torno a los hombres que trataban de imitar a Fidel Castro en otros países, incluyendo aquí por supuesto, en Panamá, Venezuela, Colombia, etc., quedó un poco desfasada ante la perspectiva de un nuevo tipo de lucha; la de la ciudad, o sea, la Guerrilla Urbana. La lucha en las calles, en un continente en proceso de urbanización, habría de jugar un papel importante.
Desde entonces se comenzó a respetar el derecho al voto, que no existía virtualmente en el país, la victoria de Bosch en el 62, que terminó con el Golpe de Estado de septiembre del 63, y el movimiento que surge después de eso, es una muestra de que los actores básicamente militares, que había controlado la mayor parte de los países de América Latina, incluyendo el dominicano, han estado en proceso de desaparición, y de hecho, ese movimiento terminó al cabo de un par de décadas marginando progresivamente a los militares del Poder político en la República Dominicana y en muchos otros países.
De alguna manera la Guerra de Abril aunque fue frustrada por la intervención norteamericana, fue una gran conmoción que obligó a los militares a replegarse y ponerse solamente a las órdenes de los políticos. De hecho, la culminación de ese proceso tuvo que ver con un evento que los historiadores no han reconocido suficientemente. Balaguer se mantuvo durante sus primeros doce años manejando dos esquemas de poder: dividirlos militares en dos o más grupos, y plantearle a la población civil la dictadura militar como opción a su gobierno. En varios discursos planteó de una manera clara que él podía entregar el poder a los militares y dejar una Junta Militar de gobierno.

El apoyo emocional a los militares constitucionalistas. Hubo muchos casos de crisis de ansiedad y accesos paranoides de militares que se produjeron como consecuencia del asedio en que vivieron durante el período inicial de la Guerra de Abril, y en el período inmediatamente posterior. Un grupo bastante grande de oficiales y clases a los que yo atendí como Psiquiatra en el Hospital Padre Billini. Algunos estuvieron internos y otros fueron a recibir ese apoyo durante la guerra patria. Ese servicio se comenzó a establecer en mayo y terminó en septiembre, ya al final no había ninguno interno, pero sí algunos tuvieron recibir psicoterapia, y la medicación procedente.

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