Mi Vieja, tres décadas compartiendo una dulce tradición criolla

Mi Vieja, tres décadas compartiendo una dulce tradición criolla

Los postres criollos le dan un toque azucarado, divertido y colorido a la vida de cualquier dominicano o extranjero. Elaborados a base de frutas tropicales, coco, leche, granos, cereales, víveres… los dulces son una sabrosa herencia de nuestros antepasados, quienes los fabricaban de forma artesanal, natural, fresca.
Al pensar en ellos, nos transportamos directamente a la casa de la abuela o mamá, quienes con su buena mano para la cocina y sus desbordantes ganas de “añoñar” el paladar de la familia, hacían aflorar la alegría y satisfacción de grandes y chicos.
Muchas son las personas que se llenan de nostalgia al recordar los manjares dulces que preparaba su progenitora o abuela. Una de ellas es Josefina Mieses de Calderón, quien durante la década de los 80, embarcada en sus afanes laborales y familiares, decidió dejar su trabajo en la banca para dedicarse a un oficio al que su madre dedicó toda su vida: la venta de dulces criollos.
Esta señora cuenta que además de continuar con el legado de su madre, deseaba rescatar el valor de los dulces tradicionales. Fue así como empezó a prepararlos para venderlos en la galería de su casa. “Todas las personas que transitaban por allí se dejaban seducir por el aroma que guardan nuestros ricos postres, y se detenían a comprar su dulcito”, narra con notable emoción.
Años más tarde, el negocio creció y se convirtió en lo que hoy se conoce como Dulcería Mi Vieja.
Ya han pasado tres décadas desde que Josefina creó el negocio, donde ofrece una amplia gama de postres preparados con productos característicos de esta isla caribeña, y su gran secreto: abundante calidad y amor.
“Antes, los dulces criollos no se comercializaban, sino que eran preparados por la mamá, la abuelita, la tía… para halagar a los miembros de su familia. Concebí ‘Mi Vieja’ porque deseaba que los dulces estén en todas las mesas dominicanas, en eventos, restaurantes, hoteles, ferias nacionales e internacionales… y gracias a Dios eso está sucediendo. La gastronomía es lo más rico de nuestra cultura; nuestros dulces son maravillosos, únicos, artesanales…”, expresa.
Una dulcería familiar. Mieses de Calderón señala que Mi Vieja es un negocio familiar, puesto que su esposo y sus tres hijas forman parte de él. Cada uno tiene una función importante: ella está a cargo de la producción y ellos, de la parte administrativa.
Los postres de esta dulcería se caracterizan por ser bajos en azúcar, porque ella entiende que muchos dominicanos se están preocupando por comer más saludable, cuidar su salud y estar en un peso correcto.
Además, la empresa cuenta con una línea de dulces para diabéticos, preparados con azúcar de dieta.
Variedad. En Mi Vieja se puede encontrar todo tipo de delicias dulces criollas. Dentro de las que destacan: arroz con piña, coco con piña, jalao, conconete, batata y piña, coco horneado, pudín de pan, batata y leche, concón de leche, tamarindo, guayaba, lechosa, naranja, cajuil, maní, cocalecas o arrocitos, concón de coco, pan de batata, arepa dulce, coco tierno, majarete, buñuelos…
Mieses de Calderón comenta que todos tienen gran demanda, pero el pudín de pan, el dulce de coco con leche y el cortado de leche son los preferidos.
En el establecimiento también se ofertan otros productos tradiciones, como café, frío frío, galletas, empanadas, cacao en polvo, casabe… además de objetos artesanales.
Dulcería Mi Vieja se encuentra en la calle Camila Henríquez Ureña número 42, Mirador Norte, en Santo Domingo. Ofrece sus servicios de lunes a sábados, de 8:00 de la mañana a 7:00 de la noche.

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