Miami sigue bajo el caos

Miami sigue bajo el caos

MIAMI (EEUU) (EFE).- Miami, que pretende ser la capital de las Américas, sigue sumida en el caos, tras el paso del huracán «Wilma», que ha puesto en entredicho la modernidad de esta ciudad, y la presunta efectividad de EEUU ante crisis de esta magnitud. A pesar de lo prometido por el gobernador de Florida, Jeb Bush, la gasolina sigue sin aparecer, aún cuando hay 700.000 litros a la espera de su desembarque en el puerto de Miami, y las ayudas de la denostada Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) no llegan a todos los ciudadanos comunes por igual.

   Aunque el Gobierno federal, presidido por George W. Bush, hermano mayor de Jeb, declaró zona de desastre el sur de Florida, las ayudas distribuidas por FEMA sólo alcanzan a las instituciones oficiales y organizaciones sin fines de lucro (como Cruz Roja) y ciudadanos de la costa oeste de Florida, pero no a los ciudadanos de la costa este, como si «Wilma» no hubiera azotado estos lares.

   Los créditos individuales inmediatos de hasta mil dólares no habían sido autorizados por FEMA a mediodía de hoy para los necesitados ciudadanos de los condados de Broward, Miami-Dade y Palm Beach, en la costa este de Florida.

   Los nervios empiezan a aflorar en Miami pues no se ve a corto plazo el final de esta pesadilla, desesperante para todos y desesperada ya para muchos.

   Eso a pesar de que el gobernador Bush ha venido defendiendo a Miami como la ciudad mas preparada para convertirse en la capital del Area Libre de Comercio de las Américas (ALCA), en feroz disputa con otras de EEUU, como Atlanta (Georgia) o Panamá, San Juan y Puebla (México) y millonarias inversiones en su promoción.

   La destrucción causada por el huracán «Wilma» ha dejado sin el suministro eléctrico a seis millones de personas y paralizado empresas, negocios, aeropuertos y prácticamente toda la actividad comercial.

   Esta parálisis de la ciudad supondrá un revés para esa imagen de Miami como puerta de las Américas y el lugar ideal para establecer negocios entre Europa, Estados Unidos y Latinoamérica.

   La debacle en la infraestructura eléctrica está ocasionando todo tipo de problemas a una ciudad que ha soportado dos impactos de huracán en menos de dos meses: «Katrina» en agosto y «Wilma» ahora.

   Un ejército de policías vigilan las estaciones de servicio donde ya se han registrado incidentes, empujones y alzadas de voz de gente necesitada de combustible para sus autos -algunos los llevan a empujones- o los generadores de electricidad que, junto con las sirenas de policía y bomberos, son los pocos sonidos de la ciudad.

   Las escasas gasolineras abiertas registran colas kilométricas e incluso hay quienes después de esperar hasta cuatro horas para repostar se han vuelto a sus casas de vacío.

   Hay gasolineras con combustible, pero no tienen electricidad para servirla, y se da el caso inverso, las que tienen electricidad han agotado las existencias.

   Lo obvio ya es un lujo, de ahí que algunos restaurantes hayan colocado en la calle la mejor publicidad del mundo en estos momentos en Miami: «Tenemos cerveza fría y comida caliente».

   La opulencia del consumo ha sido sustituida temporalmente por la necesidad y economía de medios mas imperiosa y cada se ven más y más bicicletas merodeando por las calles y familias enteras buscando una milagrosa vitualla.

   En el país de las colas y la enorme burocracia, en Miami las hay para todo en estos días: también para obtener café o un pedazo de pizza, en los escasísimos restaurantes abiertos, o para obtener el agua y hielo, también prometido por el gobernador Bush como forma de enfrentar la emergencia, pero para quien quiera conseguir cualquiera de ambos debe sudar tinta china.

   La «puerta de las Américas», el aeropuerto internacional de Miami, otra de las «joyas» que han acompañado la candidatura de esta ciudad para sede del ALCA, ha empezado ya a operar, pero no se espera que alcance la normalidad hasta el jueves.

   American Airlines, la principal compañía que opera en este aeropuerto, ha restablecido ya el 50 por ciento de sus aproximadamente 500 vuelos diarios y se espera que llegue al cien por cien el jueves, dijo a EFE su portavoz, Ninette Velez.

   Velez justificó esta tardanza, no sólo en que el aeropuerto cerró por el huracán, sino en el hecho de que todos los aviones fueron llevados a lugares seguros y sólo dos fueron encerrados en los hangares sin que sufrieran daños por el huracán.

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