Michael Camilo: desde el jazz de las luces rojas hasta el Grammy del jazz

Michael Camilo: desde el jazz de las luces rojas hasta el Grammy del jazz

Corría el año 1969. Michael Camilo, conocido por su público mundial luego como Michel, había formado su grupo Red Ligth. Diciembre de aquel año prometía mucho, porque había comenzado con el Jazz de las luces rojas.

Yo había hecho un bello artículo en diciembre del 1969, la música era en esos tiempos, y siempre, un gran aliciente para mitigar en esos días esas cóleras de democracia restringida…

Hace tanto años, teníamos en la República Dominicana una hermosa tradición. Nuestros músicos, entonces jóvenes, todos los diciembre trataban de hacer grupos musicales para hacer jazz.

Richard Gómez, entre la fusión de un rock que hacía relinchar las almas, se reunía con su grupo, en esos tiempos luego aparecería dear Nick Túcaro and The Band, que incluía a Juan Francisco Ordóñez, Papito Santana y al propio Nick Silfa.

Eran tiempo de música y aventura, calieses en la calle, cemento cultural, ¡oh triste jazz Betty Raquel!, era un tiempo de sobrevivir al cíclope reformista y sus activos tizones.

La música en los jardines del Teatro Nacional, los encuentros de amigos y los discos de CTI, la peña de Jorge Marte, cuando la música encendía la Zona Colonial, que quizás era mágica, más que ahora, estaba llena de sonidos y gente que amaba la música.

Erasmo Simó traería sus discos desde lejos, cruzaba media ciudad y en sus labios dejaba media sonrisa para los amigos, hasta que un día se cansó de escuchar a Ray Charles, le perdió el cariño de repente y regaló todos los discos, Mercedita, siempre Mercedita, Garo Barbieri sonando con el mismo tema y mientras el gato soplaba, todos se enamoraban en la ilusión de la vida que nunca fue más prometedora que entonces, los fines de semana disipábamos de los horrendos titulares de El Nacional, porque mientras nos aferrábamos a la música, pasión melónama no quitaba conocimiento: la gente moría y desaparecería, los que estábamos vivos sabíamos que la alegre guadaña nos aguardaba para dar cuenta de nuestra sangre, por eso escuchar música era una pulsión que yo gritaba desde mis arrecifes del Listín Diario (período Herrera-Sorribas), y muchos a su vez se aferraban a esos arrecifes que eran de nubes y deseos, filos de humanidad en desesperación.

Es lo que comencé a decir: en 1969, en diciembre, cuando entonces hacía frío todavía en diciembre, cuando las navidades eran anunciadas por curiosos aguinaldos de jazz, Michael Camilo hizo un concierto quizás en Bellas Artes, ahora no recuerdo, y se llamaba su banda la Red Ligth, el Jazz de las luces rojas. Así comenzó aquel diciembre, desde entonces no olvidamos a Antonia Rodríguez y su guitarra con Barroco 21, primeros pasos de Michael reportados por mis artículos desde siempre.

Eran los pasos de un pionero, un inteligente joven dedicado a la música con talento y sacrificio…

Desde entonces, pasando por el 7 festival de jazz de Madrid en el Teatro Albeniz, 1987, puedo dar fe de un segumiento genuino de esa carrera.

Los Festivales de jazz Heineken, los grupos nativos formados por Michael Camilo para tocar junto a él fuera de República Dominicana (Guarionex Aquino entre otros…)

El Grammy de 1983 por la pieza Why Not?, lluvia de corcheas y semicorcheas, cortes abruptos matemáticos, lirismos vinculados a melodías donde el sonido dominicano se siente con sus huellas imborrables.

[b]1.- EL GRAMMY LATINO DE MICHAEL CAMILO 2004: EL JAZZ LATINO[/b]

Cuando se habla de jazz latino, a veces hay mucha confusión.

Hay personas que dicen es un género menor o que es cualquier música.

Carl Tjader, Tito Puente, Charlie Palmieri, Willy Bobo, Mongo Santamaría, Ray Barreto, son los pilares de esta forma de jazz que no es la salsa y que tiene mejores vínculos con esa modalidad de música que en los años 40 (del siglo XX) se llamó afro-cuban jazz, los Chano Pozo, Machito entre otros.

El jazz latino tiene una modalidad de expresión, es latino porque obviamente tiene más elementos latinos, como fusión, que el jazz afro-american, aunque técnicamente su esencia rítmica, su noción de tempo y expresión, sea la misma base que el jazz original de la cultura afroamericana.

La percusión es un elemento determinante para la personalidad sonora del jazz latino, sin la percusión como base rítmica, el jazz latino perdería el 80 por ciento de su identidad sonora.

Hablamos de un género de música que tiene su identidad propia y que en los territorios tomados por la cultura migratoria ( Puerto Rico, Cuba República Dominicana, Panamá) en los Estados Unidos de América, tienen una presencia esencial y distintiva.

Existen grupos y músicos que venden su música como «jazz latino», una música que solo con escucharla, sabemos que nada tiene que ver con lo que aquí definimos como jazz latino, que tiene todos los elementos decorativos del sonido básico del jazz afro-americano, que por más vuelta que le demos, es su punto de partida para la fusión con los ritmos latinos.

La noción de un solo por cada instrumento en una pieza, es un andamio del jazz, cada músico expresa la melodía con la libertad interpretativa que solo el jazz permite.

El jazz latino que irrespete estas normas del jazz clásico, será otra cosa, menos jazz latino.

Porque son jazz latino y jazz clásico, primos de sangre y aventura, son primitos de gente y sentimiento.

Por medio de esta música artistas venidos de fuera de los Estados Unidos, interpretaron en ese lenguaje de la sangre y la herencia cultural a los pioneros musicales del jazz afroamericano, unos llegados por las angustias de sus tierras y otros, los últimos, traídos como esclavos a una tierra que les era deconocida, y que hicieron propia cultivando una memoria cultural de fuerza poderosa que hizo del jazz la presencia mundial de la cultura afroamericana en el planeta Tierra.

El premio de Michael Camilo, este Grammy del 2004, con el disco Live At Blue Note, pone de manifiesto varias ideas interesantes : la adopción de un estilo de música que no tiene que ser exactamente la música a lo afromerican, que hay otra expresión del jazz (preferida por mí o no) que tiene elementos valorables en estilo y creación…

Que su música, pese a las concesiones comerciales conocidas, tiene un audiencia en los Estados Unidos y el mundo, que ese público no sea el público ortodoxo del jazz, eso habría que admitirlo sin aspavientos de ningún tipo…

Pero valorar este premio implica entender también que un músico cuando emigra si se consagra en lo que desea, adquiere la recompensa a sus sueños y sacrificios.

Hoy, no reconocerle a Michael Camilo el merecimiento de este premio sería una triste mezquindad primaria

Hago constar que lo reconozco como artista, que me consta ha realizado todos los sacrificios para construir una carrera con carisma y vigor…

Lo de la nacionalidad, viene después, en segundo término, ya saben lectoras y lectores, que no soy dado a fanatismos nacionalistas y mucho menos en asuntos de estética y arte, porque no procede, no corresponde: el talento, el sacrificio para construir sueños y metas, es una tarea del género humano, hemos tenido la suerte, entonces, de que el ganador del Grammy del jazz latino sea un dominicano : Michael Camilo.

[b]2.- MICHAEL CAMILO, DESDE EL JAZZ DE LAS LUCES ROJAS HASTA EL 2004.[/b]

La música tiene marca hacia el futuro, muchos triunfos, los de Michael Camilo que son muchos, vienen a formar parte de ese futuro promisorio que tienen nuestros talentos desconocidos y los ahora conocidos y reconocidos internacionalmente.

Por eso al iniciar estas líneas hablaba del famoso jazz de las luces rojas, aquel inicio al que todos pertenecemos, aquel inicio que señalaba la carrera de Michael Camilo, recuerdo que había traído a un amigo suyo que se hizo más dominicano que todos los domicanos, me refiero a Gordon Gottlieb, que tocaba xilofono de barra en los pies, por allí quizas estaba Cuquito Moré no recuerdo bien el personal ahora del jazz de las luces rojas, apenas un diciembre de 1969…

Si ahora al celebrar este premio de Michael Camilo recuerdo esas hojas de almendras rojas que rodaban por los suelos humedos entonces, lo hago, porque aquel jazz de las luces rojas marcaba en el pasado de un futuro no conocido, la fuerza de la música y la persistencia de un joven que puesto el pecho del desafio en todo lo que ha hecho, en muchas ocasiones, con una discresion pasmosa e inteligente, moviéndose a contra corriente, haciendo espacio en un medio competitivo donde hay y sobreabundan (con él lo he conversado en una que otras ocasiones) los músicos de talento sin trabajo o reconocimiento.

Nada llega sin la fuerza individual de una meta, debemos aprenderlo, porque en el entusiasmo de aquella noche de 1969, del jazz de las luces rojas, (que era el pasado) estaba la inmensa alegría de esa noche del Grammy del Jazz Latino (que era el futuro) para Michael Camilo…

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