Michelle Bachelet

Michelle Bachelet

CHIQUI VICIOSO
Este domingo, como todos, la mañana se fue en pequeñeces domésticas: rehacer el arreglo floral con que mi compañero (esposo es cualquiera) quiso sorprenderme; llevar la Virgen de la Altagracia al herrero, para que le haga su nicho y poder colocarla, con todos sus honores, el día 21 en el muro de nuestra casa en el campo; visitar a los amigos dominicales y almorzar en el barrio chino, que se esta tardando muchísimo en construir las puertas que todos añoramos ver en la Duarte con Benito.

Empero, algo distinto pasaba este domingo. Dentro de nuestra rutina dominical «matábamos el tiempo» para entretener la expectante tensión que nos embargaba.

Hablamos entonces de Don Pedro Mir y lamentamos su partida a destiempo. Sabíamos que ese domingo en la noche, de estar presente, cambiaria el dictamen pesimista con que se despidió de nosotros un día de Ano Nuevo: «Me estoy muriendo de la derrota de mi generación, y ustedes también. No lo quieren admitir, pero se están muriendo»…

Esa noche, una mujer de 54 anos, a quien la dictadura de Pinochet le asesino el padre, a quien arrestaron junto a su madre un 10 de enero de 1975 y torturaron; esa noche, una mujer chilena: Michelle Bachelet, podía ganar las elecciones presidenciales.

Una lección a aprender sobre su irreductible fortaleza frente al asesinato de su padre; su tenaz integridad frente a la tortura; y su absoluta claridad sobre su objetivos políticos, los cuales no negocio nunca en sus distintas posiciones como miembro de la Comisión Nacional del SIDA; Consultora de la Organización Mundial de la Salud; Ministra de Salud y Ministra de Defensa Nacional; ni frente a los sectores mas atrasados de la jerarquía católica (es agnóstica), ni la hipócrita sociedad tradicional de su provincial Santiago: es madre soltera de tres hijos. Actitudes firmes en un país famoso por la persistencia de un sofisticado patriarcado, pero también por sus hombres lucidos, como el Presidente Lagos, quien no solo confió en ella, sino que supo apoyarla incondicionalmente en su transición a la Presidencia de Chile.Y no negocio sus principios porque estaba convencida de sus ideales y de la indetenible lucha de los pueblos por su supervivencia y bienestar básico (la gente no es entupida y sabe que la retórica política convencional es cháchara). Un bienestar que prometen políticos de todas las tendencias, pero cuya cuota de sangre la han pagado y siguen pagando l@s jóvenes, obrer@s y trabajador@s, y l@s socialistas en todas partes.

Flora resucitada, no olvidamos que fue una francesa de origen peruano: Flora Tristan y no Carlos Marx, quien acuno el llamado: ¡Obreros del Mundo Uníos!, gestando el movimiento obrero y socialista en Francia.

Heredera de Flora, de Manuela Saenz, Minerva y todas las mujeres públicas y anónimas que luchan por la supervivencia y felicidad de nuestros pueblos, Chile tiene a Michelle Bachelet como Presidenta.

Esa noche del domingo un conmocionado compañero interrumpió mi lectura para abrazarme. Pensé en el llanto que derrame en las calles de Nueva York cuando derrocaron a Allende; pensé en las palabras de Don Pedro Mir y en este llanto regocijado pidiendo perdón por todos los muertos de su felicidad, y me reafirme en la canción de Sylvio, cuando juro que pisaría las calles nuevamente de nuestro Santiago ensangrentado, mas allá de los tanques, la tortura y la muerte con que una y otra vez tratan de detener a los pueblos, los que a diario (por su falta de visión y generosidad) cavan su propia tumba.

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