El ministro de Deportes, Francisco Camacho, está muy feliz porque está sacando calificaciones de 100 en lo referente a la ética y transparencia en el manejo de los recursos. Ayer conversamos y lo sentí muy contento.
¿La razón?
Como todo el mundo está encima de las instituciones del Gobierno y se arma un reperpero hasta por comprar un dulce, Camacho se está cuidando mucho y hasta enemigos se ha encontrado.
¿Enemigos?
Sí, enemigos. Resulta que la gente va al ministerio y quieren que le resuelvan cualquier problema de inmediato. Sin embargo, Camacho le aplica la ley, y les dice que no puede hacer nada que luego le cause problemas.
Ser radical le ha traído problemas hasta con atletas y federados, pero Camacho prefiere eso, antes de que lo culpan de algún paso indebido.
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Hay ligas, federados, atletas, que van con eventos fuera de calendario, y si no se puede en ese momento, de inmediato les dice que no.
Pues así de rígido está Camacho con el manejo de los recursos, y hasta el día de hoy, va tirando un “Juego perfecto”.
Un chin a todos
Camacho me ha comentado que no ha sido una prioridad hacer obras grandiosas, aun cuando esas son las que más llaman la atención.
Su política deportiva se caracteriza por hacer y reparar instalaciones pequeñas en todo el país y dando una mano a los atletas de todos los deportes.
Creo que por ese buen manejo merece que le aumentan su presupuesto.
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