Miel, alimento que da vida

Miel, alimento que da vida

POR MARGARITA QUIROZ
Hipócrates decía: «Deja que la alimentación sea tu medicina y que la medicina sea tu alimentación». Siguiendo este consejo, la nutrición moderna se ha envuelto en un movimiento de revalorización de los productos naturales en reemplazo de los sintéticos, recuperando así la importancia de la ingesta de uno de los néctares más antiguos y deliciosos: la miel.

Esta corriente también ha involucrado a los cocineros, quienes recomiendan emplearla con mayor frecuencia en la elaboración de recetas dulces y agridulces.

Hay que tener claro que en la cocina y la medicina, la miel es un dulce tesoro. En la cocina se emplea en variopintas recetas y conservación de frutas, y en la medicina como complemento vitamínico, antisépticos o para cicatrizar heridas.

Su delicioso sabor y sus múltiples aplicaciones, siguen sorprendiendo al mundo entero. En la gastronomía universal se emplea en salsa, vinagretas y adobos así como en la preparación de pudín, caramelos, helados, turrones, tortas, pasteles y asados.

En la preparación de platos agridulces, la miel es un ingrediente indispensable. Combina perfectamente con carnes, específicamente la de cerdo y pollo, y, ni hablar de los mariscos.

Por tratarse de un alimento muy concentrado, no conviene sobrepasar la dosis. Hay que tener en cuenta que las medidas no son las mismas que las del azúcar. Algunos cocineros aseguran que la cantidad de miel necesaria es la mitad que la de azúcar, otros dicen que, tres cuartas partes.

Cuanto más clara y fluida es una miel, tanto mayor es la posibilidad de que haya sido procesada industrialmente. Para su conservación se recomienda guardar en tarros cerrados, protegidos de la humedad y de la luz, para que conserve todas sus propiedades, especialmente las bacterianas.

PRODUCCIÓN Y TIPOS

La miel es una solución que elaboran las abejas para alimentar a sus larvas y asegurarse la subsistencia durante el invierno. Las abejas obreras ingieren el néctar u otros jugos dulces de las flores, a los que añaden sustancias propias de su organismo (enzimas) y se transforman en miel en sacos especiales situados en su esófago. En definitiva, la miel es uno de los mejores alimentos que ofrece la naturaleza.

Según la época de producción, se diferencia entre miel de primavera (producida hasta finales de mayo), miel principal (producida en junio y julio) y miel tardía (producida en agosto y septiembre). De acuerdo con el origen vegetal, se diferencian entre miel de flores y miel de rocío. La primera es la obtenida del brezo, tilo, acacia, romero, árboles frutales, etc.).

Es transparente y espesa cuando es fresca. La miel de rocío es la que procede del abeto, abeto rojo o de hoja, y se solidifica con dificultad. En general, es menos dulce y no es extraño que exhiba olor y sabor especiados, resinosos.

VALOR NUTRICIONAL

La miel es un alimento natural que mantiene todos sus componentes nutritivos originales. El valor nutricional se manifiesta en su acción energética y su fácil digestión El elevado contenido de azúcares provee energía a los músculos y al sistema nervioso, sin producir fatiga al aparato digestivo.

Además, es un óptimo coadyudante en el deportista ya que la glucosa es utilizada por las células musculares y la fructosa se acumula bajo la forma de glucógeno en el hígado distribuyendo la acción energética.

PROPIEDADES CURATIVAS

La miel, además de sus componentes nutritivos contiene inhibidinas, sustancias que le otorgan la capacidad bactericida y antiséptica. Una cucharada de miel ejerce una suave acción expectorante y antitusígena. En gárgaras, alivia la irritación de garganta, la amigdalitis y faringitis.

Además, por su suave acción laxante, es recomendada como sustitución del azúcar en caso de estreñimiento.

La miel tonifica los músculos y el corazón, y se le atribuye valiosas propiedades en la curación de enfermedades hepáticas, renales, pulmonares, digestivas, llagas, o dermatitis, entre otras. Por su fácil asimilación, no irrita el tubo digestivo, y se considera como alimento ideal para los niños, ya que la pueden consumir a partir de los seis meses. A pesar de haber transcurrido varios siglos, la miel no se ha diluido en el tiempo, sino que sus numerosas cualidades siguen endulzando nuestra existencia.

LA MIEL EN LA HISTORIA

Las abejas y la miel han acompañado al hombre a lo largo de la historia. Se ha establecido que su aparición en la tierra data del período terciario, hace aproximadamente sesenta millones de años.

Numerosos ejemplos pueden encontrarse en las distintas culturas: en una tumba egipcia construida hace 3.000 años se encontró una vasija con miel en perfectas condiciones. Esa miel llevaba 30 siglos y aún estaba fresca y comestible. En bajo relieves egipcios se representa un apicultor recolectando miel de las colmenas. Otro ejemplo se halla en el Corán donde se aconseja: «Come miel hijo mío porque no solamente es agradable y sano alimento sino que es también un remedio contra no pocas enfermedades».

Los antiguos egipcios conservaban los cadáveres dentro de la miel, descubriendo de esta manera el poder antiséptico de esta materia altamente azucarada, aunque también la empleaban como ungüento sobre las llagas o heridas, ya que aseguraba una rápida cicatrización.

En Grecia la utilizaban en los guisos para agregarle un agradable sabor. Pitágoras y Demócrito consideraban la miel como alimento de vida, y le conferían la responsabilidad de haber disfrutado, ambos filósofos, de una larga y duradera vida.

Los romanos la empleaban para elaborar sus famosos buñuelos, estos crujientes dulces, eran auténticas delicias ante los cuales no podían resistirse, también la usaban para la fabricación de numerosos licores como el vino dulce, o para la conservación de frutas, evitando su fermentación.

Alejandro Magno, luego de su muerte, fue trasladado de Babilonia a Macedonia en un recipiente lleno de miel y el cadáver se conservó intacto.

En la antigua Grecia el brillante médico Hipócrates consideraba a la miel como una magistral medicación fortificante y dadora de larga vida. Aristóteles recomendaba la miel para controlar distintas afecciones.

En la América Precolombina se consideraba a la miel como el alimento del fuego, otorgándole la capacidad de suministrar calor y energía para el hombre.

En resumen, en muchas culturas se consideraba a la miel como un vehículo hacia la inmortalidad.

Una de las frases más antiguas que forman parte de nuestras tradiciones es la de «luna de miel», heredadas de una costumbre romana donde la madre de la novia dejaba cada noche en la alcoba nupcial, a disposición de los recién casados, una vasija conteniendo miel durante toda una luna.

En 1623 el papa Urbano VIII tomó a las abejas como símbolo para su escudo pontificio. Napoleón, al proclamarse emperador en 1804, sembró de abejas el manto imperial y más tarde las puso por emblema en la bandera de la isla de Elba, al ser desterrado en ella.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas