El Dr. Joaquín Balaguer, poeta, escritor, filósofo, diplomático, gerente con estilo propio y político, incidió en la historia reciente dominicana en forma impresionante durante sus últimos 50 años de vida. Cuando la inexorable vejez comenzó a disminuir sus facultades físicas (¡nunca mentales!) aparecieron en el escenario público y en especial dentro de la organización política creada por él, denominada Partido Reformista, aspirantes a ocupar su liderazgo y optar por la  Presidencia de la República.

Son innumerables las anécdotas que recoge el rumor público, sobre sus hazañas para demostrar que, ciego, casi sordo, y con limitaciones de movimiento en sus extremidades, sus facultades mentales e intelectuales seguían siendo excepcionales y en ocasiones, aterradoras, pues rayaban en lo sobrenatural. Debido a esto, muchos de sus acólitos y servidores domésticos, lo llegaron a mitificar porque se sentían como hormiguitas frente al gran cerebro del Dr. Balaguer.

Cuando la fuerza física le fallaba y era necesario acudir a los médicos, aquí y en el exterior, se reforzaba el apetito de los aspirantes a sustituirlo, pero uno de sus incondicionales, cuyas generales ignoro, echó un balde de agua fría a todas las aspiraciones cuando proclamó palmariamente y con letreros en calles y avenidas “Mientras Balaguer respire, que nadie aspire”. Y así fue.

Ahora, con la copia imperfecta “balagueroide” llamada Leonel Fernández, se está tratando de reeditar esa parte de la historia y con ese objetivo se colocaron unas vallas publicitarias, sin mensaje explícito, pero subliminal, sobre las aspiraciones de éste para las elecciones del año 2016. La publicidad debió ser más sincera y poner sin tapujos: “Mientras Leonel respire, que nadie aspire. Partido de la Liberación Dominicana (PLD)”.