Ellos están ahí, quedos, esperando que alguien los recuerde. Cual si no importaran, en el Congreso Nacional nadie les menciona. La realidad, sin embargo, nos muestra que son más que necesarios.

Sólo tenemos que repasar las estadísticas para comprender que es hora de que desempolvemos el proyecto de Ley Orgánica para la Prevención, Atención, Sanción y Erradicación de la Violencia contra la Mujer: sólo en el primer trimestre de este año 27 mujeres perdieron la vida al ser asesinadas por sus parejas o exparejas, mientras que en lo que va de abril llevamos cinco víctimas más.

Polonia Jiménez Herrera (Zeneida), Mileidys Abad Hernández y Patricia Pichardo Ortiz fueron las primeras en caer. Luego vinieron los casos de Paola Languasco Jiménez y Fe María Brito que, macabros y confusos, han causado gran consternación.

No sé cuántas mujeres más tendrán que morir para que los señores legisladores decidan aprobar el proyecto. ¿Será que la muerte de 32 mujeres no es suficiente? Tal parece que no.

Por otro lado, y no menos importante, es el proyecto de ley sobre Salud Sexual y Reproductiva, que también duerme el sueño eterno en el Congreso, a pesar de que es tan pero tan necesario que el país cuente con ese marco jurídico.

Sé que en estos momentos a los congresista les interesa más pensar, hablar y discutir la posible reforma constitucional para poder postular al presidente Danilo Medina. Ese, sin embargo, no debería ser el único tema que les interese. La vida de las mujeres, por ejemplo, debería pesar mucho más. Necesitamos detener tantas muertes. Ayúdennos a lograrlo.