Mientras ellos se estaban anegando…

Mientras ellos se estaban anegando…

Marien Aristy Capitán

Es la eterna crónica de una muerte anunciada: la resistencia a salir de la vivienda precaria, no resguardarse, intentar cruzar ríos, arroyos y cañadas desbordantes… un arriesgar la vida como si no fuera lo único que realmente cuenta.

Ayer en la tarde se reportaba la muerte del joven pianista Carlos Marino Martínez, de solo 23 años, quien fue arrastrado por las aguas de un arroyo en el cruce Bendaño-El Corte, ubicado en Hatillo, al noroeste de San Cristóbal.

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Es difícil saber qué necesidad tan imperiosa le llevó a cometer la locura de cruzar esa zona desbordada en un motor. Tristemente, no valió la pena.

Las imágenes de ayer abrumaban. Los barrios anegados y la gente desesperada, a pesar de los preparativos y los anuncios de que todo estaba listo. La irracionalidad, sin embargo, siempre triunfa: la gente se queda donde no debe o se va directo hacia los brazos de la parca.

La vulnerabilidad arropa a demasiados dominicanos y, en una lucha por no perder lo poco que tienen, se exponen a la muerte, las enfermedades y los accidentes. Y mientras los vemos, desde la comodidad del que lo tiene todo casi resuelto, nos preguntamos una y otra vez hasta cuándo seguiremos escribiendo las mismas letras mientras muchos se están anegando.

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