Migración: Una prueba de tolerancia importante

<p>Migración: Una prueba de tolerancia importante</p>

ESCRIBE STEFAN WAGSTY
La migración es el elemento más sensible de la globalización. Casi en todas partes, la gente está en movimiento, en primer lugar, desde el mundo en desarrollo hacia los países ricos de Europa y América del Norte, Y casi en todas partes, en los países receptores, hay preocupaciones crecientes sobre el impacto de la migración en la vida de los nativos.

Economistas liberales alegan que los migrantes traen beneficios en todo sentido. Los mismos migrantes ganan cuando se desplazan de empleos de baja productividad en regiones pobres a trabajos más productivos en los estados más ricos; los países anfitriones se benefician con el dinero que los inmigrantes gastan y los impuestos que pagan; los países de origen se benefician con el efectivo que muchos migrantes envían a sus familias en sus países de origen.

Sin embargo, durante mucho tiempo los inmigrantes han sido vistos con sospecha. Acusados por causar incendios intencionales y secuestrar niños en el pasado, ahora se les culpa de robar puestos de trabajo, aprovecharse de la seguridad social y participar en el terrorismo internacional. Mientras que los líderes políticos principales, en su mayoría, rechaza estas acusaciones, en general están tratando de imponer límites a la migración.

La migración no es nada nuevo en la experiencia humana, pero las oleadas de hoy son mayores que las de antaño. Las personas en los países pobres están respondiendo a los cambios fundamentales causados por la globalización económica, unida a una caída sin precedentes en la tasa de nacimientos en los países desarrollados. Están encontrando que es más fácil moverse gracias a la diseminación de las telecomunicaciones, la expansión del viaje a bajo costo, y el debilitamiento en los controles en las fronteras que siguieron al derrumbe de la Unión Soviética. “La migración internacional es probable que se quede con nosotros todo el tiempo que demoren en desarrollarse las sociedades humanas”, dijo la Organización de Naciones Unidas en un informe sobre la migración global del año pasado. “Con toda probabilidad, continuará aumentando en las próximas décadas”.

La ONU estima que el número de migrantes se ha duplicado durante los últimos 50 años a cerca de 191 millones en 2005. Mientras que esta cifra solo es u8n porcentaje mínimo de la población mundial (2.9% en 2000), está densamente concentrada en el mundo desarrollado. DE los 36 millones que emigraron entre 1990 y 2005, 33 millones se desplazó a regiones industrializadas, encabezadas por Europa y América del Norte. Desde el punto de vista del mundo desarrollado, el hecho más sorprendente es que los cálculos de la ONU muestran que la inmigración representa no menos de tres cuartas partes del crecimiento de la población de los países desarrollados en el lustro 200-2005. Los inmigrantes han contribuido significativamente al saludable nivel de crecimiento económico visto en este periodo (en especial, en EEUU) y a las preocupaciones crecientes de poblaciones nativas.

Un elemento clave es la desaceleración de la tasa de nacimientos en el mundo desarrollado, que aumenta la necesidad de mano de obra inmigrante e incrementa los temores sobre su impacto social. La tasa en el mundo desarrollado está por debajo de 1.6, comparado con 2.1 que se requiere para poblaciones estables. La ONU pronostica que, durante las próximas cinco décadas, la tasa de crecimiento de la población mundial estará decayendo lentamente en un millón al año, mientras que la del mundo en desarrollo se estará incrementando en 35 millones, de acuerdo con el pronóstico central de la ONU. No menos de 50 países, incluyendo Japón, Alemania, Italia, Rusia y la mayoría de las antiguas repúblicas de la Unión Soviética enfrentan descensos sostenidos de la población, con tasas de nacimientos que ya están muy por debajo de la tasa de reemplazos. El problema es particularmente agudo en Japón, que tradicionalmente ha sido muy resistente a la inmigración, y en pequeños estados que temen que sus poblaciones nativas pudieran convertirse en minorías en sus propios países, como los estados del Báltico. Entre los estados desarrollados, los países que según se pronostica por la ONU crecerán, están liderados por Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, todos países con una inmigración alta.

Sin embargo, ni los altos influjos de inmigrantes no impedirán el envejecimiento de sus poblaciones en el mundo desarrollado, particularmente en la medida en que la tasa de nacimientos va unida a una mayor expectativa de vida. La ONU pronostica  que en 2050 cerca del 80% de la población del mundo con más de 60 años pudiera vivir en estados desarrollados. La tasa de dependencia -la relación entre pensionados y trabajadores- se incrementará rápidamente, contribuyendo a una creciente carga financiera sobre los trabajadores. Hoy ya hay cerca de 30 pensionados por cada 100 trabajadores en el mundo desarrollado. En 2050, según los datos de la ONU, podría haber 80. En Japón y gran parte de Europa pudieran ser más de 100.

Los gobiernos de países desarrollados ya han empezado a enfrentar el problema al tratar de elevar las edades de retiro, incrementar las contribuciones de los trabajadores a las pensiones y reducir los beneficios de las pensiones. Sin embargo, enfrentan una gran resistencia por parte de trabajadores más viejos que han estado esperando un retiro más temprano y mejores beneficios de los que le pudieran ofrecer en el futuro. Los empleadores con mucha frecuencia pujan por retiros más tempranos para rejuvenecer su fuerza laboral, o para desplazar la producción a países en desarrollo de menor costo.

Estos retos son particularmente agudos en Europa, con su combinación de bajas de tasa de nacimientos y estados muy generosos con la seguridad social. CSIS, el centro de análisis de EEUU, estima que sin un cambio importante en su política, los beneficios públicos a los viejos del Reino Unido, como un porcentaje del producto interno bruto, subirá de 12% en 2000 a 18%e en 2040; y de 13% a 33% en España.

Políticas que favorezcan los nacimientos pueden ayudar. Durante más de q00 años, Francia ha estimulado las grandes familias con asignaciones generosas para los niños y otros subsidios, con resultados moderados. Mas recientemente, Suecia desarrolló un modelo de asignaciones abundantes combinadas con un plan de atención a los niños para permitirle a los padres regresar al trabajo. Comparado con el promedio europeo de 1.5, la tasa de fertilidad de los franceses es 1.8% y la de los suecos 1.7. Sin embargo, hay límites. En ambos países, como en otros sitios, las mujeres están posponiendo tener hijos. El tiempo biológico disponible para parir hasta tres hijos o más está decayendo rápidamente.

En Europa, en conjunto, hay algunas pruebas de que la familia ideal -que ha sido por mucho tiempo dos padres y dos hijos- está declinando, con más adultos que dicen que solo quieren tener un hijo. Los inmigrantes de fuera de Europa tienen a desear familias mayores. Pero la historia de la migración tiende a mostrar que las comunidades inmigrantes se mueven hacia las normas nacionales.

Las inmigración no puede impedir el envejecimiento de las sociedades, pero puede demorar el proceso y dar más tiempo para hacer ajustes. Esto pudiera aliviar las tensiones entre trabajadores y pensionados, y entre las generaciones.

Sin embargo, solo podrá alcanzarse si los países anfitriones están dispuestos a aceptar la presencia de números mucho mayores de inmigrantes y descendientes de inmigrantes que en el pasado reciente.
VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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